Lamento juniorista
La percepción general es que deben botarlos a todos los de escritorio y, de Bolillo para abajo, a todos los viejos y costosos, y reconformar el equipo con jóvenes costeños (como cuando Pachequito, Iván René, Mackenzie, etc.) que anhelen surgir, que se sientan honrados de vestir la camiseta, y que la suden.
La fanaticada anda triste por el papelón que hizo Junior en el presente torneo, y el que viene haciendo desde hace algún tiempo. Todo indica que algo anda mal en el grupo encargado de la contratación de los jugadores: ¡ninguno vale lo que cuesta!
Los propietarios hacen un gran esfuerzo, contratan a una o dos fulgurantes y carísimas estrellas y, para completar el equipo, traen a los aparentemente mejores en las distintas posiciones. Con la tal vez 2a o 3a nómina más costosa del país, y siendo de los pocos equipos que paga puntual, quedaron superados por varios equipos de mediano costo y afujías financieras. La inversión no se refleja en el comportamiento de los jugadores, mucho menos en sus desempeños, no ganan nada ni aquí ni menos en torneos foráneos, y nadie hace algo al respecto, no se sabe si por vacíos en las cláusulas, o por laxitud en las exigencias. Se repite el caso de contratar al destacado del anterior torneo, y el tipo viene a pasear, no se “adapta”, se lesiona o lo que sea para no rendir, pero no le aplican penalidad alguna, y cuando sale va y brilla en el nuevo equipo que lo contrató.
También falla la escogencia de los técnicos. No viene alguien con reconocimiento y experiencia comprobada en manejo de jóvenes y algún éxito en torneos más fuertes, sino que contratan a un extranjero que se deja manipular por las roscas de los veteranos, o a un colombiano exigente como “Bolillo”, discípulo del Maturana del “perder es ganar un poco”, y ultradefensivo, cuando la meta es el gol. Lo que se aspira es a contar con un técnico que forme y oriente (¡Ojo! la sub 15 brilla), y les inocule a los jugadores un claro sistema que, ya sea como local o como visitante, jueguen con el mismo esquema, de memoria, agresivo, no importa quién esté alineado.
No se trata, claro, de afirmar que los dirigentes no conocen del tema, cuando son los que saben, y mucho más que cualquiera. La conclusión es que dejan la cosa en manos de mandos medios, directivos que podrían estarse enredando con las grandes cifras, y que se están equivocando.
La percepción general es que deben botarlos a todos los de escritorio y, de Bolillo para abajo, a todos los viejos y costosos, y reconformar el equipo con jóvenes costeños (como cuando Pachequito, Iván René, Mackenzie, etc.) que anhelen surgir, que se sientan honrados de vestir la camiseta, y que la suden. Porque es mejor perder con los muchachos de la región que con “experimentados” apáticos. Además, podría surgir otro Luis Díaz que nivele las finanzas.
rzabarainm@hotmail.com
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