Estar entre los grandes
El caso es que no se trata de la líchiga alegría de asistir a un mundial, sino de hacer un buen papel.
Aunque pareciera ser un poco tarde, aún hay tiempo, así que finalmente recomenzamos con pié derecho cuando se designó a un técnico colombiano. Es que la primera señal que diferencia a un grande de un líchigo es que el técnico sea oriundo del propio país. Por ello no se ve, por ejemplo, que el técnico de la Selección de Brasil no sea brasileño, o el de Argentina no sea gaucho. Igual ocurre con las selecciones de Inglaterra, Alemania, o Francia, o sea las que se destacan, las grandes. Es decir que después de los líchigos aciertos de Péckerman y el fracaso de Queiroz, una de las fallas fue que no salimos a perder con los propios. Claro que la culpa es de los mismos técnicos nuestros, sus roscas y sus patrañas, siempre al vaivén de presiones mediáticas, o por ocultos intereses o, peor, movidos por animadversiones regionales, habían resultado en que la experiencia con los locales siempre ha generado el sentir de que en la escogencia de los jugadores ni son todos los que están, ni están todos los que son.
Los técnicos, sean de donde fueren, manejan su enrevesada verborrea, como si la gente fuera boba, o no hubieran visto el partido, enfocan las cosas para que parezcan que sí y para que parezcan que no. Y si son cachacos, peor que peor. Ya tuvimos en Maturana con su “perder es ganar un poco” el clásico ejemplo. Así que no nos dejemos guiar por las primeras declaraciones de Rueda: Fue lo que los cánones de los técnicos indican que toca decir. Imaginen los problemas de Gamero o de Hubert para cumplir con tal divagatoria norma que se considera obligatoria. Sin embargo, no importa mucho: Ya vendrá la hora de hablar con resultados.
El caso es que no se trata de la líchiga alegría de asistir a un mundial, sino de hacer un buen papel. Los “grandes” no se alegran mucho cuando clasifican, lo dan por hecho. Se alegran cuando llegan aunque sea a semifinales así que, aunque la tarea de clasificar luzca dura, el propósito final es hacer un buen papel en el Mundial. O sea, si no vamos no importa mucho, lo que importa es prepararnos adecuadamente para ser grandes. Tenemos con qué.
Pasemos al béisbol: Fue un tremendo homenaje póstumo el que Caimanes brindó a su recién fallecido fundador e inigualable impulsor, Simón Char Abdala, al alcanzar el campeonato de la Liga Profesional del Béisbol Colombiano 2020-2021. Sus esfuerzos por este deporte han sido fértiles, y hoy nuestra Liga es reconocida por la MLB y por la Confederación del Caribe. Felicitaciones a sus jugadores, a sus directivos y dirigentes, y a su joven Manager barranquillero José Mosquera Crisson, una promesa del béisbol. El nivel estuvo bueno, viene cada año siendo mejor, y seguro en poco tiempo nos considerarán y estaremos entre los grandes. Telecaribe hizo un loable esfuerzo para su muy buena presentación de todo el evento al país e internacionalmente. Menos mal apareció Marquitos Pérez para con su conocimiento y salero complementar la narración.
Coletilla: Ovación para el embajador de Emiratos. Jaime Amín es también de los grandes.
rzabarainm@hotmail.com
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