Tremenda bulla han montado algunos medios de izquierda que, ante las repetidas derrotas de su ideología, se alteran porque se está retomando el derecho de las cosas, situación que –obvio, para confundir– asocian con la extrema derecha. Intolerantes, a Trump los medios lo acosan, han intentado molerlo, han acudido a lo que sea, pero él, impertérrito, sigue con su viaje, los riposta y hasta los negrea en los eventos de la Casa Blanca. Mientras, el país disparado, el desempleo cayendo hasta su más bajo guarismo en 50 años, ¡3,7%! Y si baja el desempleo es que hay más empresarios empleadores y más emprendedores; la bolsa en alza, el billete repatriándose y circulando, y la gente, el gringo tanto del común como el entulado, contenta. Su país está volviendo a ser el que siempre imaginaron y estaban añorando, con un líder que no se arruga como el pusilánime Obama. Pero a los medios liberales no les importa, insisten en su campaña de desprestigio, claro, para presionar una victoria demócrata en las elecciones parlamentarias del próximo noviembre, lo que según ellos podía significar el no a la reelección de Trump. Por eso la sistemática agresión mediática no desmayará y seguirán en lo que se denomina “la tiranía de las minorías”, estas bregando a imponer todo, y descalificando ferozmente a quien no piense como ellas.
La peor de las intolerancias mediáticas la montaron a Kavanaugh, postulado para uno de los vitalicios cargos a la Corte, cuya elección significaría por muchos años una mayoría de conservadores que los mata del susto, porque pondrían coto a los innumerables fallos “progresistas”, que así se autodenomina la siniestra, como si progresismo fuera apoyar tanto desvarío en contravía con el sentir de las mayorías. Lo de Kavanaugh, al igual que lo de Trump, aquí contra Uribe y lo de la derrotada censura a Carrasquilla, han sido una andanada de inventos e inducidos testimonios. Narrando hipotéticos sucesos de hace más de ¡treinta años!, los liberales del mundo no se dan tregua condenando la juvenil ingestión de unas frías, acusándolo de agresión sexual, pasando por encima del sentir de la familia del postulado, nada les importa, solo destruir para no seguir perdiendo. Pero perdieron, y el país del norte se libró de algún otro Barceló, o Luis Hernández, quienes en su entrevista por televisión mostraron su real dimensión de sesgados togados con su propia agenda de odios y complejos.
Las agresivas izquierdistas minorías tendrán en Brasil que tragarse otro sapo, pues Bolsonaro, tremendo godo, en la primera vuelta presidencial se impuso casi alcanzando el 50%, noticia que disparó el real y la bolsa, así que fijo ganará en la segunda vuelta. La gente se aburrió de los “petistas”, así como aquí en su momento nos aburrimos de los petristas y ganó Duque, quien no lo dice abiertamente, pero está con la derecha, o sea con la gente, con las cosas al derecho.
Las izquierdas han fracasado, y seguirán perdiendo, porque sin duda el rumbo del mundo se corregirá tomando, claro, las cosas al derecho.
rzabarainm@hotmail.com
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