Género y pensiones
La diferencia actual en edades de jubilación no tiene sentido para la ciencia actuarial porque incrementa de manera significativa y creciente el riesgo de insostenibilidad financiera del sistema dada la evolución del mercado laboral y de la esperanza de vida en las últimas décadas. Estamos en mora de igualar las edades de jubilación.
En 2018 la edad promedio de retiro normal en 36 países de la OCDE, que se precian de procurar las mejores prácticas de administración pública, fue de 63,5 años para las mujeres y 64,2 años para los hombres, algo menos de 9 meses de diferencia. Sólo 14 de 36 países aún diferenciaban edades de retiro para hombres y mujeres, y de ellos sólo dos mantenían la máxima diferencia de 5 años, como en Colombia.
El año pasado un grupo de investigación del Banco de la República publicó un emblemático estudio titulado El camino hacia la igualdad de género en Colombia: Todavía hay mucho por hacer que resume, en cien páginas, cien años de ese azaroso camino. El hecho de que sus autoras fuesen cuatro mujeres doctoradas en economía, que además totalizan entre ellas siete maestrías, trae el mensaje velado de que los avances no han sido nada despreciables. Traigo a cuento tres de éstos para el tema de hoy: Entre 1984 y 2018 la brecha entre hombres y mujeres en la Tasa Global de Participación en el mercado laboral, que es la proporción entre la población económicamente activa y la que se encuentra en edad de trabajar, se redujo cerca del 44%. Entre esas mismas fechas la brecha en la tasa de desempleo entre los dos sexos se redujo un poco más del 35%; y la brecha en la Tasa de Ocupación, que es la población ocupada dividida por la población en edad de trabajar, se redujo a la mitad. Gráficamente es observable que todos fueron procesos lentos pero firmes, sin pausa ni sobresaltos.
Por su parte la Federación de Aseguradores Colombianos, Fasecolda, en su tabla actualizada de vida esperada (o mortalidad), nos muestra que un hombre de 62 años, que es la edad actual de jubilación de Colpensiones para ellos, tiene una vida esperada de 19 años. Mientras una mujer de 57 años, su edad actual de jubilación, tiene 27 años de vida esperada. Ellas tienen entonces 8 años más que ellos para beneficiarse de su pensión. Aun igualando en 62 años la edad de jubilación ellas tendrían una vida esperada de 22,5 años, es decir 3,5 años más que los hombres de la misma edad. La diferencia actual en edades de jubilación no tiene sentido para la ciencia actuarial porque incrementa de manera significativa y creciente el riesgo de insostenibilidad financiera del sistema dada la evolución del mercado laboral y de la esperanza de vida en las últimas décadas. Estamos en mora de igualar las edades de jubilación.
Sin embargo, tampoco es razonable que las mujeres tengan que cotizar el mismo número de semanas que los hombres. La fecundidad de las mujeres colombianas es cercana a 2 y ellas dedican mucho más tiempo de cuidado a sus hijos, al menos durante las primeras 100 semanas. Los hombres deberían cotizar 200 semanas más, es decir pasar de 1300 a 1500 semanas, aportando también adicionalmente a la sostenibilidad financiera del sistema. Si una persona comienza a trabajar a los 20 años, a los 62 habrían transcurrido 2184 semanas; podría dejar de cotizar un 30% de ese tiempo y aun así completar las 1500 semanas. Urge una reforma responsable.
rsilver2@aol.com
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