Ñame de todo mote
Cuando la codicia sin límites es el norte en la vida, los circuitos éticos del encéfalo se vuelven inefectivos y el cerebro moral palidece. Estos individuos fraudulentos se saltan las normas, engañan a las autoridades y con cinismo despiadado y frío dictan cátedras de comportamiento moral.
Hay personas que no pueden tener un perfil bajo y quieren estar en todos los acontecimientos y tiempos. Juegan de pitcher, primera base y jardinero. Cuando ya han ocupado todas las posiciones se inventan una. Del jardín central a los rincones del estadio: siempre quieren ser los protagonistas de la película. Los “cuarto bates”. No reconocen sus errores y el lobulillo ventromedial prefrontal ha perdido la capacidad de la retroalimentación y autoanálisis. Son los “ñame de todo mote”. Lo que más les interesa es un interés propio y un egoísmo que nunca logran complacer.
Son unos artistas para cambiar de bando y con alas tan flexibles que les permite saltar de una canoa a otra sin ningún rubor. En todas las estaciones vuelan y en esta época preelectoral se destapan con mayor frecuencia. Hacen parte del transfuguismo político y multiplicidad de la militancia. Se inician en el partido azul, siguen al rojo, son del verde y terminan como independientes. Tiene una careta que se acomoda perfectamente al gobierno de turno -aunque sean contradictores- pues su ambición es ilimitada y su rostro de mil caras. Son socios de todos y amigos de nadie. Esa es su filosofía de vida y su partido es el de la conveniencia.
Diversos experimentos han demostrado que entre más codicioso sea el individuo menos capacidad tiene su corteza prefrontal. Recordemos que en ésta se encuentra la capacidad de juicio, raciocinio, análisis y contiene los escrúpulos. Interesante saber que no se miden en sus decisiones y poco les importa correr riesgo. Lo que vale del espejo mágico es el resplandor que produce. Sus relaciones interpersonales son un desastre. Son irremediablemente solitarios pues las relaciones se cambian como la puerta giratoria de la conveniencia. Están con las que le permiten la entrada al éxito fugaz. Dejan esposa e hijos por ambición. Expertos en sobornos afectivos y todo vale incluyendo dinero y sexo. Al llegar a los cargos se convierte en el croupier del casino de los contratos. Utilizan a las personas y son traidores afectivos para beneficio personal. Manipulan y abandonan.
Cuando la codicia sin límites es el norte en la vida, los circuitos éticos del encéfalo se vuelven inefectivos y el cerebro moral palidece. Estos individuos fraudulentos se saltan las normas, engañan a las autoridades y con cinismo despiadado y frío dictan cátedras de comportamiento moral. El precio sagrado de los recursos públicos lo desestiman. No existe peor contaminación para un estado que cuando un sujeto de este pelaje entra al poder público. Son los cromosomas de la corrupción política.
Cómo formamos a nuestros niños y mañana ciudadanos. Cero impunidades y no permitir, cuando las aguas se vuelvan mansas, que estos individuos tóxicos regresen al poder. Hay que alejarlos para siempre. Son la mutante delta de la peste moral.
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