Pero se atravesaron los confinamientos y la economía se desbarrancó. El Gobierno, en el nuevo Marco Fiscal de Mediano Plazo, asume que la economía caerá un 5.5%, el peor año desde que tengamos datos ciertos.
Como resultado se disparará el desempleo que, a mayo, había llegado al 21.4%, es decir, tenemos al menos 2.616.000 más desempleados que a fines del año pasado. Y habrá más pobreza: crecerá en 15%, 7.3 millones de pobres más.
El Gobierno supone también que el déficit fiscal estará en el orden del 8.2%, como resultado de un aumento del gasto público de emergencia, en torno al 4.1%, para atender las demandas de la pandemia y la disminución del recaudo tributario en cerca de 24 billones de pesos. A todo ello hay que sumar que la deuda bruta como porcentaje del PIB pasará del 50.6%, sin contar pasivo reconocidos, al 65.6%.
El panorama es sumamente complicado, aunque el Gobierno es más optimista. Lo cito textualmente: “[s]e espera que en 2021 el grueso de la economía retome sus actividades […] permitiendo un rebote de la actividad productiva hasta alcanzar niveles del PIB similares a los de 2019. Lo anterior implicaría un crecimiento económico de 6,6%”.
Así las cosas, la recuperación de la economía tiene que ser el eje de todo el esfuerzo estatal. No debe haber otra prioridad. Hay que recuperar la senda del crecimiento y de la generación de empleo. Por un lado, debe hacerse desde el reconocimiento de que el tejido empresarial ha quedado seriamente afectado por la cuarentena. Miles y miles de micro, pequeñas y medianas empresas, que constituían el 96% de las del país, quebraron o quedaron maltrechas. Hay que concentrarse en ofrecer condiciones que faciliten nuevos emprendimientos, y que permitan financiar las que sobrevivieron a muy bajas tasas de interés, reducir los costos de generación de empleo sin afectar el salario de los trabajadores, y disminuir la tasa de tributación efectiva, una de las más altas del mundo. Nada hay más eficaz para generar trabajo que fortalecer el emprendimiento y las mypimes que, hasta la crisis, generaban el 80% del empleo.
Por el otro, habría que poner en marcha una política de austeridad estatal, recortar los compromisos presupuestales del pacto de Santos con las Farc, y concentrar el gasto público en proyectos que permitan crecimiento sostenido a mediano y largo plazo. El desarrollo de nuevos proyectos de infraestructura y de impulso estructural a la agricultura, la ganadería y la silvicultura, por ejemplo, tendrían la triple condición de incentivar crecimiento sustentable, generar empleo y disminuir la pobreza de las poblaciones más vulnerables.
Y hay que evitar las tentaciones de aumentar la carga a quienes ya pagan impuestos. Sería el puntillazo mortal para la clase media y el sector privado.
Más Columnas de Opinión
Ya tenemos la #LeyVapeadoresRegulados:¿y ahora qué?
Vuelve y juega. Tal como ocurrió con el cigarrillo hace unas décadas, los cigarrillos electrónicos —mal llamados vapeadores— se pusieron las mejores galas para entrar en nuestras casas. Se presentaron como los dispositivos para dejar de fum
Una mirada desde fuera
Esta semana tuve la oportunidad de recorrer varias zonas del país con el grupo de estudiantes de la maestría en Liderazgo Global de la Universidad de Columbia, que actualmente dirijo. Los estudiantes sostuvieron reuniones con un grupo de desatac
Anuncios y argumentos engañosos
Cuando se hace necesario utilizar anuncios y argumentos engañosos, o mostrar como ejemplos situaciones pasadas diferentes para justificar un proyecto hoy en ejecución, es porque con la verdad y la franqueza no se cuenta con argumentos ciertos pa
¿Juventud sin futuro?
Según una encuesta realizada por Minsalud, el 66.3% de los colombianos declara que en algún momento de su vida ha enfrentado algún problema de salud mental. Este porcentaje es mayor entre las mujeres en un 69%. Y en el rango de 18 a 24 años, e