La tecnología es la cárcel favorita de la contemporaneidad. La representación del mundo globalizado. Luchamos por la libertad y los derechos aunque resalten matices de intolerancia, desigualdad y discriminación. Tenemos la capacidad de avanzar como sociedad y retroceder al mismo tiempo. Nos perdemos entre la ficción y la realidad. Vivimos en un delirium tremens constante. Y, todavía, nos preguntamos: ¿por qué los jóvenes se agobian y quieren escapar?
Los invito a jugar.
Reto #1: Todos pueden participar. Jamás imaginaría que su nombre aparece en esta lista. Resulta que está en ella. Aquí metido. Sin darse cuenta.
Reto #2: Caer en el vacío. Los filtros se vuelven los mejores aliados. Maquillarse a cada instante. Fingir la perfección. Subir fotos para demostrar que todo está bien. Atar el pasado. Meterle zancadillas al presente. Entrar en un reto sin fin, el futuro ideal.
Reto #3: El placer inexistente de las etiquetas impuestas por la sociedad. Dejarse consumir por el mundo exterior. Saborear la posverdad y escupirla sin clemencia.
Reto #4: Aparentar. Selfies. Likes. Redes sociales. Un juego de mentiras en contraste con la verdad. Un suspiro que se pierde en una lata de contradicciones. Billones de abdominales que se convierten en un clon.
Reto #5: Sonreír hasta que la imagen se inmortalice en una foto. Disimular el dolor ante un montón de extraños. Elegir el bando de la indiferencia. Tararear unos versos rayados. Esconderse detrás de un aparato electrónico. Pertenecer a un mundo cruel… lleno de máscaras.
Reto #6: Creer que su hijo es inmune. Pensar que usted está exento de terminar aquí.
Reto #7: Ahogarse en una bañera de ilusiones rotas.
Reto #8: El vacío de la contemporaneidad no tiene estrato social, sexo, color de piel y mucho menos edad. Llega sin avisar. Murmura en cada pasillo. Está detrás de usted.
Reto #9: No hay tiempo. Todo es inmediato. La era multitasking. Aquí. Allá. En su escritorio, delante de sus ojos. Pocos tienen los cojones para descubrir su destino. La mayoría sigue metas inútiles. Mueren en vida.
Reto #10: ¿Sueños apasionados o pesadillas que aparentan ser sueños? Tal vez, le pasó la vida enfrente y no la vio. Se suicidó en esa repetición monótona de la nada.
¿Es posible que un niño de 13 años sufra en silencio? ¿Se muera por dentro? Sí, es posible. Así como es posible que usted esté muerto también.
La vida de un niño y un adolescente puede ser tan desgastante como la de cualquier adulto del mundo moderno. De la casa al colegio. Del colegio a la casa. Alguna actividad extracurricular. Todos los días se repite la misma secuencia. Se debe seguir la rutina al pie de la letra. Sentir miedo por ser diferente. Hacer parte de un molde para evitar ser juzgado. Encontrar comodines que encajen en la masa más que el verdadero camino de la individualidad. Le pasa a jóvenes de 15 años y a adultos de 50 años. Extrañas coincidencias que tratamos de ocultar.
En pleno siglo XXI, millones de personas sufren el castigo de Sísifo. Empujan la piedra de la trivialidad una y otra vez. El juego de ‘La Ballena Azul’ define la época tan delirante en que vivimos. La existencia del juego preocupa. Sin darnos cuenta de que todos estamos condenados a retos absurdos día tras día.
@mariamatusv
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