Friogán es una empresa dueña de 5 frigoríficos, cuyo principal accionista (78%) es el Fondo Nacional del Ganado (FNG). Es decir, le pertenece a los ganaderos colombianos.
A causa del desplome del mercado venezolano y la competencia desleal de la informalidad al amparo del Gobierno, Friogán tuvo dificultades que lo llevaron a acogerse al régimen de Insolvencia –Ley 1116 /06–, junto con su accionista mayoritario, el FNG. Como promotor de un Acuerdo con los acreedores, la Supersociedades designó a Pablo Muñoz, quien actuó con negligencia y sin la independencia que obligaba a un auxiliar de la justicia, frente a los intereses del Ministerio de Agricultura por impedir el acuerdo.
Como consecuencia, en mayo de 2016 se ordena la liquidación del FNG, cuya administración le había sido arrebatada a Fedegán por el Ministerio desde enero. En julio, la superintendencia ordena la liquidación de Friogán.
En marzo de 2017, Incorbank tasa en 218.000 millones el valor de Friogán y en 173.000 millones su precio funcionando, frente a una deuda de 68.000 millones. El estudio señala que es viable operacionalmente y tiene potencial de crecimiento, por lo cual debería venderse como un todo.
El 25 de agosto, el liquidador de Friogán, Luis F. Arboleda, solicita autorización para un Acuerdo de Reorganización que evite la liquidación. Los argumentos son claros: Los ingresos netos son del orden de $65.000 millones; el costo de ventas disminuyó y los operacionales cayeron en 50%. El Ebitda pasó de 7,4% en 2015 a 17,6% a julio de 2017; es decir, la empresa genera utilidades para atender sus obligaciones. Y además, el Instituto de Desarrollo de Antioquia capitalizaría su acreencia, lo cual disminuye el pasivo en 28% por capital y 59% por intereses. El liquidador advierte que, de no haber Acuerdo, se generará gran detrimento patrimonial.
El 22 de septiembre, el Banco de Occidente propone desmembrar la empresa en dos patrimonios: uno con activos rentables (3 plantas) para pagarle al sector financiero, y otro con los no rentables (2 plantas) para los accionistas. Carne para los bancos, hueso para los ganaderos.
Una vez más, la suerte de Friogán está en manos de Pablo Muñoz como liquidador del FNG, cuyo voto se requiere para el Acuerdo. En 2015 faltó a sus responsabilidades y se prestó a la taimada actuación de un viceministro que condenó a Friogán a la liquidación.
Hoy son muchos los intereses detrás de su decisión. Hay grandes empresas tras una posición dominante en el mercado de la carne. Como liquidador del Fondo, su decisión debe ser fácil: votar la reorganización de Friogán o recibir los activos improductivos de la desmembración. Muñoz no es dueño del Fondo ni de Friogán; es un auxiliar que no tiene derecho a malvender el patrimonio de los ganaderos, que debemos exigir decisiones que no vulneren nuestro futuro.
@jflafaurie
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