Nos parece haber escrito ampliamente sobre la trayectoria boxística de ‘Kid Chocolate’ (Eligio Sardiñas en la partida de nacimiento). En los tiempos en que este arrollaba a tirios y troyanos despertaba una general admiración por su velocidad de puños y de piernas. Llegó a reunir un total de 100 combates sin haber perdido uno solo, tal era su predominio en los cuadriláteros.

El ‘choco’ arrollaba a las multitudes con sus desplazamientos en el ring. Pero mal por sus pecados el pluma cubano quiso conocer a París, y para allá se marchó dejando pendientes un par de combates. ‘Kid Chocolate’ tuvo un recibimiento de héroe deportivo. Combatir era lo de menos, y lo demás era como danzaba en brazos de las chicas francesas, que no lo menospreciaban ni mucho menos como las norteamericanas, sino que, le dispensan una recepción que iba más allá de la amistad.

 A todas estas, ‘Kid Chocolate’ no hacía caso de las llamadas telefónicas apremiantes que le hacía su manejador y gran responsable de sus conquistas mundiales, ‘Pincho’ Gutiérrez, quien tuvo que viajar a París para arrancar al ‘Kid’ de los brazos de las chicas de vida alegre.

 A todas estas, ‘Kid Chocolate’ no entrenaba a las derechas y ‘Pincho’ Gutiérrez -no se sabe si lo hizo intencionalmente o sin intención- lo enfrentó con el pluma norteamericano –Tony Canzoneri– quien le había dado a ‘Chocolate’ en el Garden de Nueva York la pelea más dura de su vida.

Finalmente se midieron ‘Chocolate’ y Canzoneri en el Garden de Nueva York y para sorpresa y desconcierto de los cubanos, Canzoneri  noqueó a ‘Chocolate’ en dos asaltos. En el round de tanteo lo castigó fuertemente, para rematarlo en el round siguiente. 

‘Chocolate’ no asimiló cabalmente este nocaut, pero era visible que ahí comenzó a decaer, el pluma cubano ganó varias peleas y perdió también varias, hasta cuando salió de los EEUU para pelear en países latinoamericanos. Se enfrentó al mejor pluma de Venezuela y luego de 10 movidos asaltos la victoria –nada convincente– fue para el boxeador de casa. 

‘Chocolate’ estuvo en Barranquilla de paso para Caracas, y acá se le conoció su carácter festivo y despreocupado, obsequiándoles a varios aficionados unos tabaquitos de la producción cubana. El final del pluma cubano estaba prácticamente cerca.