Robert Frost tuvo que recitar de memoria una obra suya porque los papeles donde tenía escritos sus versos de bienvenida a la presidencia de John F. Kennedy volaron por los aires debido a los crudos vientos de aquella  fría mañana de enero de 1961. Era el primer presidente católico que comenzaba su gobierno. El pasado miércoles, 60 años después, una joven negra, vestida de amarillo y con sus trenzas sostenidas por una balaca roja, cerró la ceremonia de posesión del segundo presidente católico de los Estados Unidos, en medio de una tempestad política. Con 22 años Amanda Gorman, la poetisa del evento, leyó un poema de su autoría: “La colina que subimos”. Más apropiado imposible para el reto de Joe Biden.

La presentación de la novel escritora duró 5 minutos con 46 segundos. Con la cuidadosa y rítmica compañía de sus lindas manos, nos llevó por la vida de una familia, la suya, compuesta por una madre soltera de la periferia de Los Angeles que como maestra de primaria ayudó en su educación para que su hija pudiera graduarse como socióloga de la Universidad de Harvard. Ante un gabinete compuesto por primera vez en la historia de ese país por un 48% de mujeres, la primera vicepresidenta, un secretario de transporte abiertamente homosexual casado y frente al primer afroamericano en dirigir el Pentágono, la juvenil narradora pedía con una voz cadenciosa y segura a ritmo de rap (dice que tiene problemas al pronunciar la letra r) “En esta verdad, en este hecho confiamos/ Porque mientras tenemos los ojos en el futuro la historia tiene los ojos puestos en nosotros”

Con el recientemente atacado Capitolio como marco, Amanda no dudó en manifestar que sueña con ser presidente en 2036. La galardonada con el National Youth Poet en 2017 describió así el país que hace tan solo dos semanas, en ese mismo sitio, un puñado de radicales intentaron romper por la fuerza: “Hemos aprendido que la tranquilidad no siempre es paz. En las normas y nociones de lo que es justo no siempre es justicia”. Perfecta lección para unos fanáticos que seguramente ese mismo día bebían cerveza y buscaban afanosos los canales que transmitieran la llegada del expresidente Trump a la Florida. Seguro no la oyeron, pero en ese mismo momento su único libro de poemas se agotaba en ventas.

Las palabras del discurso de Joe Biden al invitar a una nueva era para su país y el mundo no pudieron tener un mejor epílogo. Una joven por medio de sus sonetos compartía su arte para poder unir y no dividir, sanar y no herir, como el sentido de su próximo poemario Poder transformar el mundo. Ante tres expresidentes de ambos partidos, uno de ellos el primer afrodescendiente como ella, expresó: “Nuestra gente diversa y hermosa emergerá maltrecha y hermosa, cuando llegue el día saldremos de la sombra en llamas y sin miedo y el nuevo amanecer florece a medida que lo liberamos”. En ese mismo instante Donald Trump aterrizaba en Palm Beach donde su esposa y exprimera dama le hacía el primer desplante postpoder. De pronto Melania está percibiendo a Amanda.

@pedroviverost