La lista cerrada para elección de cargos corporativos, tiene su principal enemigo en el “bolígrafo”.
La forma democrática como se debe diseñar una lista, con reglas claras previas e imparciales, son las garantías necesarias que reclaman en el mundo los candidatos, para mitigar su temor a ocupar los últimos renglones, sin opción de ser elegidos por el constituyente primario.
El “bolígrafo” es un instrumento perverso utilizado por algunos partidos para designar a “dedo” sus candidatos. Una mala practica en contravía del derecho democrático de las colectividades política.
La lista cerrada requiere de partidos políticos fortalecidos, de militancias preestablecidas, de elecciones primarias, y sobretodo, de la madurez política de los candidatos para aceptar la derrota y asumir el compromiso de apoyar la lista de su partido.
En las democracias en vías de construcción, el transfuguismo político se constituye en otro enemigo de las lista cerradas de candidatos. Microempresas electorales, partidos de garaje y movimientos políticos de coyuntura, impiden un crecimiento del sistema democrático, que tiene como base la lista cerrada de elección.
Los parlamentos, congresos o las corporaciones legislativas, indistintamente de su nombre, que asuman el compromiso de dar un salto para adoptar la lista cerrada de elección de las corporaciones del Estado, deben superar dos grandes obstáculos adicionales.
1. Inexistencia de partidos políticos. Esta es la esencia de la democracia, sin partidos políticos no existe el sistema democrático de gobierno. A falta de partidos políticos, claramente diferenciados en su estructura, filosofía y prospección, frente a temas vitales de Estado y de gobierno, mas próximos se estará a un remedo de democracia y a relaciones de clientela.
2. Transición. Para la adopción del sistema de elección corporativo a través de lista cerrada, requiere que el legislativo adopte un procedimiento normativo de transición, que en toda caso privilegie un sistema de elección en los renglones de la lista, basado en un proceso eminentemente democrático, al interior del partido. En el cual las elecciones primarias juegan el papel mas protagónico.
Sin embargo, la dificultad mas protuberante es qué hacer con quienes ocupan curules en la corporaciones en el momento de la transición. Una respuesta adecuada a este entronque es que todos deben someterse en igualdad de condiciones a las reglas de participación democrática adoptadas por sus partidos, a través de la participación en elecciones primarias, establecidas como mecanismo para el diseño de los renglones de la lista final del respectivo partido.
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