Acaba de llegar a nuestras manos el último informe sobre el avance de la infraestructura de carreteras en el país, donde se muestra en forma tajante con cifras, kilometrajes, estructuras, características de la vía, el empuje que este gobierno agonizante de Santos le ha dado a Colombia, un país que hasta hace 25 años se distinguió por tener el mayor atraso en este aspecto en América Latina. El último lugar.

Es un hecho que confirma la historia con datos exactos que durante los cuatrienios de Álvaro Uribe la Costa Caribe no avanzó en este aspecto. Lamentablemente tuvimos un ministro de Transporte y unos directores de Invías que no solamente se llenaron de promesas incumplidas sobre el tema, sino que –la verdad sea dicha sin pretensiones de calumnia– engavetaron todos los proyectos de nuevas carreteras en el Litoral Caribe y ampliación o mejoramiento de las ya existentes. El ministro de marras descansa en paz y por lo tanto no es pertinente hacer hoy día un juicio sobre su actuación, que relumbró por su excesivo impulso a obras similares en su natal Antioquia.

Aquí en el norte llevamos 25 años de estar esperando la ampliación, el mejoramiento, la modernidad en dos obras vitales para nuestro transporte, nuestra economía, nuestra comunicación: la carretera al mar, que une a Barranquilla con Santa Marta, y la carretera Barranquilla-Ciénaga, absolutamente vital para reconectar el oriente colombiano con el resto del país. Sobre este tema escribimos hace una semana nuestra columna. Veinticinco años que ni siquiera el gobierno de Santos, tan solícito y positivo en otros renglones de la infraestructura de conectividad, pudo sacar adelante. Hoy apenas tenemos tímidos avances en estas dos vías cuando si acaso Montería-Sincelejo, justificadamente, respira un aliento de última hora, y Gambote-Turbaco otro tanto.

Pero hay que ver lo que ha sucedido en otras secciones de Colombia: lo mostraremos en cifras según el informe recientemente conocido. Casi 4.000 kilómetros en carreteras primarias y muchas secundarias interdepartamentales. Vías de cuarta generación con cuatro carriles muestran el 72% de esos nuevos kilómetros construidos, y aquí en la Costa se culminaron los 15 kilómetros hasta Galapa por La Cordialidad y los 18 hasta Puerto Velero, considerados un éxito; mientras que la Vía de La Prosperidad, en la ribera del Magdalena, la carretera a Ciénaga se ha llevado 16 años de estudio. ¡Dieciséis!

En el Atlántico hemos tenido la suerte de que las administraciones de los gobernadores Verano y Segebre avanzaron mucho en la conectividad vial de los destinos secundarios. Pero seguimos esperando del Plan Nacional de Vías, reclamando, mejor dicho, menos ‘mamadera de gallo’, más pronta atención a este aspecto sobre el cual ocho millones de personas demandan lo que es justo. Porque no criticamos lo que se realizó en el interior, queremos que se nos otorgue el mismo trato. Veamos el nuevo presidente y los congresistas cómo inician sus labores en la prioridad de estas necesidades. ¡Estaremos alerta! ¡La Costa Caribe ya no está tan dormida!