En la eterna polémica sobre la necesarísima autopista Barranquilla – Ciénaga hay un par de interrogantes que por motivos que desconozco nunca se han esgrimido para conocer cuáles han sido las razones reales para dilatar su construcción por parte del Gobierno, o para demostrar lo sencilla que hubiera sido su construcción desde el punto de vista de su financiación. En este sentido, tanto los anteriores como los actuales concesionarios de esa estrechísima carretera nunca han hecho público, a través de los medios, el movimiento y recaudo de esa muy transitada vía; como sí sucedía, por ejemplo, con el anterior concesionario de la Autopista al Mar, Barranquilla – Cartagena, que anualmente informaba y hacía públicos tan importantes datos, los cuales yo leía siempre en EL HERALDO. Y supone uno que de ninguna manera se trata en este caso de información secreta o privada, porque es ese un contrato público con el Estado.
¿Por qué ninguna de las entidades públicas y privadas locales, interesadas en la pronta construcción de esa autopista, ha exigido públicamente a la anterior ni a la actual concesión, o al Gobierno contratante de esa carreterita, las cifras de esta súper transitada vía, en materia de movimiento de vehículos livianos y pesados, y de sus ingresos brutos por concepto de peajes? ¿Por qué jamás han hecho público en que se han invertido durante décadas los exagerados ingresos que esta genera? ¿Cómo es que para construir una barrera de piedras para defender del mar a esa carretera, en un par de kilómetros, no hay recursos propios de ese abultado ingreso, sino que hay que gestionar financiación externa? Y es que, si es viable una vía como la Autopista al Mar, Barranquilla-Cartagena, con varios kilómetros de doble calzada y otros en construcción, por la que solo transitan vehículos livianos, con excepción de unos pocos buses que atienden a Playa Mendoza y a Santa Verónica, y solo camiones que estén atendiendo obras en esa vía, ¿cómo será de rentable esa súper traficada carreterita a Ciénaga, por la que también circulan miles y miles de buses, y vehículos pesados y súper pesados?
Analicen, mis lectores, que son similares los valores de los peajes en ambas carreteras, pero en la Vía al Mar estos están más distantes, parcialmente con doble calzada, la longitud atendida es mayor, y tenemos la opción de pagar uno solo porque hay alternativas entre uno y otro. Puedes llegar solo a Puerto Velero o tomar por Lomita Arena hacia la Cordialidad, por ejemplo. Y si vas solo a Puerto Colombia, no hay que pagar peaje. Pero no así en esa mini carreterita. Lo paradójico es que en la súper autopista de Ciénaga a Santa Marta no hay peaje, ni en la nueva variante de esa autopista a Mamatoco. Además es la concesión de la carreterita de marras, la única en Colombia no manejada por la Nación sino por un Departamento, en este caso, el Magdalena. ¿Cómo financiaron su autopista y su variante sin peajes?
Por esto último es que también siempre he esperado la segunda pregunta que ningún organismo ha hecho públicamente, la cual es: ¿A dónde van a parar los excesivos recaudos de esa mini carreterita manejados por ese Departamento? Supongo que si ninguna entidad pide esas explicaciones, ninguno las va a responder. ¿Cuál ha sido entonces la razón real para no haber hecho jamás esas elementales preguntas, o no haber hecho conocer sus respuestas públicamente? Los barranquilleros estamos en nuestro derecho de conocer esa información.
nicoreno@ambbio.com.co
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