Antier, 23 de septiembre, cumplió 50 años de fallecido mi padre, Nicolás Renowitzky Angulo, más conocido como don Nico. Murió a sus 58 años de un infarto fulminante. En el parte médico se leía que tenía el corazón agrandado. Sus amigos comentaban que ellos ya lo sabían desde antes, porque por su generosidad eso era más que obvio. Quienes lo conocieron afirmaban, y con mucha razón, que don Nico por su filosofía de vida se había adelantado con relación a la época que le tocó vivir. A finales de los años 40, mi papá, o mi viejo, como lo llamábamos sus cinco hijos, fabricó los primeros elementos de señalización para la nomenclatura de Barranquilla. Eran unas tablillas hechas en madera, de fondo negro, con los números en color crema correspondientes a cada casa que se mostraban en sus fachadas.
También produjo las señales esquineras que enseñaban las calles y carreras con su nueva nomenclatura, consistentes en unos parales de 2.50 metros de altura aproximada, con dos tablillas amarillas y números negros en su extremo superior, todo de madera impreso en screen. Don Nico gerenció por años Crump & Cía., empresa distribuidora de vehículos y tractores, y al retirarse incursionó en la agricultura con ‘Patía’, una finca de banano en el Retén, Magdalena, hasta que un vendaval la tumbó totalmente y prefirió regresar a sus negocios citadinos.
Montó entonces Renomotores, en la esquina de la carrera 44, Cuartel, con calle 43, Medellín, comercializando vehículos de diferentes marcas, como los recordados Renault Daupine y las camionetas Dodge, pero sobre todo motores para recambio. Incluyó en esta empresa la distribución de electrodomésticos y muebles de oficina. Pronto abrió su sede principal en la calle Murillo entre Progreso y 20 de julio, y se convirtió en distribuidor de la General Motors con sus marcas Chevrolet y Buick. Su lema inicial fue “Un negocio nuevo con más de 20 años de experiencia”, el cual cambió posteriormente por “Donde los negocios se hacen como en familia”, porque así fue como don Nico hizo todas sus ventas, brindándole al cliente la máxima confianza, la cual nunca fue defraudada.
Clubman de tiempo completo, fue presidente del Club Alemán y vicepresidente del Country Club, para el primero gestionó la traída de las orquestas Cuban Swing y Habana Cuba Internacional, hasta que el régimen castrista lo obligó a buscar en el Salvador a Lito Barrientos, Sonolux del Salvador y Pedro Mojica. Lito Barrientos tocó posteriormente en el Country Club. Los clubes Alemán, Barranquilla, Country, el de Pesca y otros fueron sus sitios preferidos para cerrar negocios, acompañado de un buen scotch. Perteneciente al Club Rotario, enamorado y defensor de Barranquilla. Pero lo que más recuerdan sus amigos y conocidos era su amable y siempre divertido trato igualitario, también quienes fueron sus clientes, así como los meseros de clubes, y de muy visitados sitios como el Mediterráneo y el Chop Suey con sus habituales serenateros. Fue una persona muy feliz que a su vez hizo feliz a mucha gente.
Consideré una obligación dedicar esta columna a mi padre, el viejo Nico, ahora que cumplió 50 años de fallecido, y recordar en esta algunas de las facetas de quien fue una persona muy especial, porque lo recordamos y sé que aunque muchos de sus amigos ya han fallecido, también hay otros más que siguen recordándolo.
nicoreno@ambbio.com.co
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