Aunque ambos se asocien a vacaciones, entre un viaje de paseo y un tour como tal hay una diferencia enorme. En el primero tú eres dueño de tu tiempo así hayas programado una agenda, y con ese ritmo conocerás y gozarás de los sitios escogidos con antelación o en el momento. Es un plan de descanso. En un tour se persiguen otros intereses. Unos lo harán porque al no conocer un país, ciudad o región, se sentirán más confiados y seguros al hacer parte de un grupo guiado por un profesional, otros porque su deseo es el de conocer lo más posible en menor tiempo, y otros por las dos razones anteriores unidas.

Creo que hoy puedo retratar ambas opciones porque hasta ahora solo había realizado viajes de paseo, alquilando un carro en el exterior y haciendo muy extensas correrías con mi familia, lo cual gozaba al máximo siendo dueño de mi propio tiempo, decidiendo yo los destinos y los tiempos de permanencia en estos. Pero resulta que recientemente me embarqué con mi esposa y un gran amigo en un tour por Europa, y pude establecer que estos son exageradamente diferentes a los viajes que yo conocía. Ninguno es mejor que el otro, solo que son diferentes. Indiscutiblemente en un tour bien organizado se logra conocer más y mejor cada ciudad y sitio específico en un menor tiempo, que en un paseo por bien organizado que este sea. Pero también es verdad que en un tour se exige disciplina con los horarios, apurar los ritmos en las caminatas por los sitios de interés, prestar atención a los guías profesionales que relatan con lujo de detalle la historia de cada ciudad, de cada museo, de cada iglesia y de cada región que se vaya visitando, y eso es un plus, cuando de conocer bien se trata. Como también la camaradería que se logra con la mayoría de los integrantes del tour.

Este sería un retrato a grandes rasgos de nuestro reciente tour para mostrar cómo es ese tipo de programa. Su duración fue de 22 días, el recorrido de 8.200 kilómetros fue íntegramente en bus, la guía general, Carmen Amo, española y muy profesional, aunque con guías locales en las principales capitales. Se pueden tomar tours opcionales dentro del principal, nosotros tomamos todos. Los países recorridos fueron España, Francia, Holanda, Alemania, República Checa, Austria e Italia. Lo iniciamos en Madrid con tour a Toledo, seguimos a Burdeos, con larga parada previa para recorrer y almorzar en Burgos, de ahí al Valle del Loira, Blois y finalmente París, en el viaje a Amsterdam una parada larga en Brujas. Seguimos a Colonia con un paseo por el Rhin, terminando en Frankfurt. Luego una parada larga en Rotemburgo para llegar a Praga. Allí iniciamos el regreso al sur visitando Innsbruck y Verona para llegar a Venecia, luego Florencia, y en el trayecto a Roma, una parada larga en Asís. Desde Roma tomamos un tour a Pompeya, de ahí al puerto de Nápoles para embarcarnos a la isla de Capri, con un hermoso paseo en yate. Seguimos hacia Niza con una larga parada en Pisa. De Niza a Barcelona, y de regreso una larga parada en Zaragoza antes de llegar a Madrid donde terminó el tour. Las visitas panorámicas de las capitales en bus, de día y de noche, así como las largas caminatas, ambas con guías locales, además de los tiempos libres para compras y cenas fueron un muy buen complemento para “la familia”, como los guías llamaban al grupo. Experiencia maravillosa que exige un muy buen estado físico.

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