Día Mundial de la Paz
El discurso del odio se convirtió en un botín electoral, en Colombia los presidentes los pone la dinámica del conflicto, el discurso del enemigo interno y de tener a quien combatir es una miel para políticos y para muchos electores, hablar de paz y reconciliación no da votos, no es popular, en cambio hablar de guerra, operaciones militares y bajas son votos constantes y sonantes.
El pasado 21 de septiembre se celebró el Día Mundial de la Paz declarado por la Organización de Naciones Unidas, este día tiene como objetivo que exista un cese al fuego por 24 horas en todo el planeta, y que este cese al fuego permita hacer una reflexión si la vía de la guerra realmente nos lleva a algún lugar. Evidentemente el cese al fuego no se cumple en ningún lugar, pero que exista el Día Mundial de la Paz es muy importante porque desde la sociedad civil nos lleva a pensar las salidas negociadas a los conflictos, frente a esto y nuestro conflicto interno cuatro reflexiones.
Primero: en Colombia tenemos una cultura de la guerra y la violencia muy arraigada, son décadas y décadas en un baño de sangre que no para, sin generaciones que ya se han levantado con un odio y un resentimiento frente a algo o alguien, generaciones que ya tienen una cruz a cuestas y es tener que vengar algo o alguien, una guerra tan prolongada como la nuestra va dejando un lastre generacional muy grande.
Segundo: el discurso del odio se convirtió en un botín electoral, en Colombia los presidentes los pone la dinámica del conflicto, el discurso del enemigo interno y de tener a quien combatir es una miel para políticos y para muchos electores, hablar de paz y reconciliación no da votos, no es popular, en cambio hablar de guerra, operaciones militares y bajas son votos constantes y sonantes.
Tercero: se justificó la violencia y se estigmatizó a las víctimas y a los defensores de los derechos humanos, se normalizó frente al asesinato de líderes sociales el “por algo será”, muchos sacan justificaciones retorcidas del asesinato de más de 6.400 inocentes de falsos positivos, o sea 6.400 crímenes de guerra desde el Derecho Internacional Humanitario cometidos por el Estado Colombiano, la burla de Santrich cuando le preguntaron si iban a pedir perdón a sus víctimas y el dio el famoso “quizás, quizás” o las “víboras venenosas” del general Zapateiro, el irrespeto y la burla de las víctimas es la constante.
Cuarto: se persigue y estigmatiza al que denuncia y no a los violadores de derechos humanos, se ha perseguido a defensores de derechos humanos y líderes sociales que han denunciado crímenes, muchos han terminado asesinados, exiliados o autocensurados. Es una necesidad crear una cultura de paz, por que en la de sangre violencia y guerra siempre hemos vivido.
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