El término fue inicialmente propuesto en 1976 por el biólogo e investigador Richard Dawkins en su obra El gen egoísta. En la misma hablaba del meme como una unidad de información cultural que se transmite entre individuos y generaciones. Si la genética se encarga de explicar la transmisión de los rasgos biológicos, de explicar los memes se encargan la difusión cultural, la enseñanza y la repetición de determinadas ideas. De allí podría entenderse, por ejemplo, el que la mayoría de los oriundos del Caribe digamos que llevamos la cumbia o los carnavales en “la sangre”. Lo decimos porque lo sentimos, y lo sentimos porque culturalmente se ha convertido en una marca distintiva con la que nos hemos criado, ya sea por la persistencia longeva de la idea o la replicación de la misma en distintos ambientes de enseñanza, empezando por el familiar.

En la última década esta discutida (porque lo ha sido) propuesta teórica ha visto nacer un fenómeno en las redes sociales que le ha pedido prestado el nombre. El meme de internet es el producto de la repetición, imitación o interpretación de una idea o hecho social, materializado principalmente como una imagen del hecho inicial a la que se han agregado elementos como palabras, dibujos o fragmentos de otras imágenes; todo en procura de producir una determinada reacción en el espectador final. En la masiva difusión que el meme logre recibir se medirá su éxito, y en este contexto el término viene de “mímesis” o de “mimema” para determinar que se parece o que imita, por lo menos en su génesis, al original.

Muy cercano al humor irreverente y satírico, el meme de internet sucumbe rápidamente ante los embates del mismo ecosistema que lo creó. Por el caudaloso río de la red los vemos nacer con la misma velocidad con que los vamos olvidando. El meme de internet, seguramente con algunas excepciones, es más recordable como fenómeno general que como figura particular, y su popularidad se mide en unidades cada vez más pequeñas. Paralelamente, no deja de ser interesante por lo paradójico que estos memes ya hagan parte de la agenda de muchos medios que llegan a destinarle un espacio determinado en el diseño de sus páginas web.

La fuerza inicial del meme de internet como interpretación particular “antiestablecimiento” de un hecho se termina por encapsular en los medios masivos del “establecimiento”; lo que, paradoja doble, ayuda más a su viralización. Del meme se hacen memes, y el mismo concepto termina por ser un meme.

En este discurrir, no es de extrañar entonces el que en el “mundo meme” en que vivimos pasemos rápidamente de Donald Trump a Mariah Carey, de la indignación por el 19 y el 7% al aplauso cerrado y la mano extendida en época electoral, o de la inseguridad y el colapso en movilidad a contar los días que faltan para la Lectura del Bando. Todo importa porque nada importa del todo. Esto, sobre todo en nuestra localidad, lo llevamos “en la sangre”.

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@alfredosabbagh