Hasta el próximo 16 de julio el hermoso Palacio Ducale de Génova, Italia, exhibe una muestra del pintor Amedeo Modigliani, en su mayoría retratos de mujeres que compartieron con él su vida, además de los de amigos y otras personas que fueron modelos suyos en París, a principios del siglo XX.
Hablo pues de Modigliani, ustedes saben, el artista que pintaba gente de rostro ovalado, ojos sin pupilas y cuello largo. Un maestro, alabado por valiosos contemporáneos como Picasso, y evocado, entre tantos, por el gran Quino en sus caricaturas.
Modigiliani nació Amedeo Clemente en el seno de una familia judía sefardí en el puerto de Livorno, al norte de Italia. Fue el cuarto hijo de Eugenia Garsin, una francesa de Marsella, y de Flaminio Modigliani, prestamista romano que se quebró por tener demasiadas consideraciones con sus clientes. Las pocas joyas que Flaminio y Eugenia pudieron conservar les permitió instalarse con sus hijos en una casa más modesta, donde reiniciaron su vida.
Los ancestros maternos de Amedeo fueron expertos en los textos sagrados judíos, y fundaron una escuela de estudio del Talmud. De acuerdo con su árbol genealógico, el artista resulta pariente lejano del filósofo holandés Baruch Spinoza.
A los 14 años, Modigliani empezó a asistir a clases de pintura. Dos años después se inscribió en la Escuela del desnudo en Florencia y enfermó de tuberculosis. En 1906 se mudó a París, donde conoció a Picasso, Diego Rivera, Apollinaire y otros personajes que admiraron cómo, sin retocar sus pinturas, el italiano lograba desnudar el alma de sus modelos.
Dicen que bajo los efectos del alcohol, Modigliani era triste y violento, pero mientras sobrio resultaba tímido y encantador. Le gustaba citar con frecuencia versos de Dante Alighieri y del conde de Lautrémont.
Buen mozo y elegante, Modi, como lo llamaban sus amigos, tuvo siempre gran éxito con las mujeres. La historia recuerda su relación tormentosa de dos años con Beatriz Hastings, que fue también su modelo. Después conoció a Jeanne Hébuterne, estudiante de 18 años, católica y burguesa, a la que su familia suspendió su asignación económica, por andar con ese artista depravado y pobretón.
Sus retratos de mujeres desnudas causaron revuelo en su tiempo. Berthe Weill, la galería donde Modigliani hizo su primera exposición, fue cerrada por la policía, debido a la alegada “indecencia” de sus desnudos.
Por sus problemas de salud se trasladó a Niza con Jeanne, que dio a luz una niña. De regreso a París, donde su salud se deterioró con rapidez –y luego de una pelea callejera– murió Modigliani (de una meningitis tuberculosa) sosteniendo la mano de Jeanne, con quien se había casado días antes, embarazada otra vez, de casi nueve meses.
Tras el funeral del pintor, Jeanne se vio obligada por su condición a retornar a la casa de sus padres. La joven se quitó la vida, arrojándose desde la ventana de un quinto piso.
En los próximos meses se desarrollará en Génova, junto a la muestra, una serie de encuentros sobre el pintor italiano, tres conciertos de música de la época de los compositores Igor Stravinski y Alfredo Casella, y la proyección de la película Modigliani, filmada en 2004.
Más Columnas de Opinión
¿Qué hacer con las tarifas de energía en la región Caribe?
Las altas tarifas de la energía en el Caribe son un problema social. La afirmación de que mes a mes cientos de miles de familias comen o pagan la luz no es lejana de la realidad. El recibo se puede llevar la cuarta parte de los ingresos de las f
Un faro de esperanza para la juventud
En medio del vendaval de desafíos que enfrenta la juventud contemporánea, marcada por la sombra ominosa de trastornos mentales que irrumpen cada vez más temprano en sus vidas, surge la necesidad imperiosa de tenderles una mano firme, de ofrecer
Café entre Evas
“Qué habría sido de las mujeres en el patriarcado sin el entramado de mujeres alrededor, a un lado, atrás de una, adelante, guiando el camino, aguantando juntas. ¿Qué sería de nosotras sin nuestras amigas? ¿Qué sería de las mu
Para el Descanso
La revisión de los titulares de prensa, o de cualquier otro medio de comunicación, se ha convertido en una seguidilla de sobresaltos. Quizá sea porque en estos tiempos todo se actualiza permanentemente, o porque la dependencia del clic induce l