Este mes se celebró el Día Mundial de la Salud Mental y, por ende, hoy quiero que hablemos de este tema. Hasta hace unos años, discutir acerca de esto era un tabú. Estaba mal visto tener algún tipo de desorden mental, se consideraba al deprimido ‘raro’ y al que dijera algo por fuera de las normas sociales ‘loco’. Ir a donde un psicólogo y a donde un psiquiatra era de ‘desadaptados’ y tener que medicarse para ser ‘normal’ era un absoluto escándalo.
Y aunque hoy en día las cosas han cambiado positivamente y muchos sienten que no tienen por qué esconder el hecho de que necesitan algún tipo de ayuda, aún nos encontramos con aquellos que miran la ‘sanidad mental’ como un término inventado que se quita solo con decir que se tiene que quitar, y aún están los que creen que desde que existe todo esto es porque la gente está más ‘loca’ y más ‘desadaptada’.
La realidad es que entre más quieran algunos intentar tapar el sol con un dedo, más tragedias van a seguir ocurriendo. Entre más trabas le metamos al cuento, menos confianza sentirán quienes necesiten pedir ayuda. Entre más familias se sientan avergonzadas e intenten esconder el hecho de que alguno de sus miembros necesita acudir a un especialista, más lento se sanará lo que tenga que sanarse. Entre más personas crean que porque el otro está sonriendo y tiene una vida social activa significa que no hay posibilidad de que sufra de algún tipo de desorden mental, tenga algún tipo de depresión o tenga bajones de autoestima, más lejos estaremos de la verdadera cura.
Y lo digo porque lo he vivido en carne propia. Para muchos soy la que siempre sonríe, la que ‘mama gallo’, la que nunca se ha sentido fea, la que es ‘fuerte’ y la que es feliz, pero la realidad es que para llegar a donde estoy hoy me ha tocado enfrentarme a mucho. Y, lo peor (o tal vez lo mejor) de todo, es que tengo claro que aún no estoy exenta de tener que seguir enfrentándolo.
Todo lo que sube tiene que caer. Una frase que puede resumir lo que fue mi preadolescencia, mi adolescencia, mi posadolescencia y lo que sigue y seguirá siendo mi vida. Así como soy de eufórica, así mismo he caído. Así como subo, he bajado. Así como me río, he llorado. Y si yo no tuviera la familia que tengo, si yo no hubiese vivido el proceso que vivido, si yo no me hubiera aprendido a aceptarme como soy, tal vez yo no hubiera salido adelante.
Todo esto lo cuento porque sé lo difícil que es ser la distinta, sé lo que se siente sentir demasiado, sé lo que significa estar incompleta cuando no hay nada que te falte, sé la culpabilidad que hay detrás de sentirse así, sé qué es decir que estás buscando ayuda y sentirse ‘pequeño’ al hacerlo, y sé también lo que es actuar feliz.
Y es por ti, que quizás necesitas quién te escuche, que lo digo: alzar la mano no te hace débil, sino que te hace grande. No te encoje, sino que te engrandece. No te resta, sino que te potencializa. Deja a un lado lo que pueden llegar a pensar de ti y empieza a luchar tu batalla, sea cual sea y por la razón que sea.
Porque si de algo tengo certeza, es que la vida es mucho más que aquello que hoy te la está frenando.
Más Columnas de Opinión
La sexualidad y la espiritualidad en Semana Santa
La Semana Santa es un tiempo de profunda reflexión y devoción para millones de personas en todo el mundo. Es un período en el que muchos se sumergen en prácticas espirituales, desde la oración hasta la meditación, en honor al significado sag
¡Basta ya de mentiras!
Lamentablemente el Gobierno nacional insiste en engañar a la población colombiana en su afán de obtener adeptos pero sin sacrificar su obsesión de darle "al pueblo su regalazo del cambio".
Anuncia diariamente que la inflación baja t
¡Alerta naranja!
El Niño no se ha ido y sigue haciendo estragos, afectando las fuentes de las cuales se surten los acueductos del país y a los 23 embalses que sirven a las centrales hidroeléctricas de generación. Este es un juego algebraico de sumas y restas.
El debate sobre Argos
En una ciudad donde el entusiasmo deliberativo alrededor de los temas vitales decayó hace varios años, dando lugar a una inconveniente resignación contemplativa, resulta interesante la resistencia que ha desatado la actuación urbanística y am