La paradoja de la tasa de cambio y las exportaciones
Durante el transcurso del primer semestre de 2015, la tasa de cambio nominal estuvo en promedio en niveles cercanos a los $2.500, lo que representa un 27% más que en igual período del año anterior y 36% más que dos años atrás. Este dato debería representar una muy buena noticia para los exportadores colombianos porque la variable clave que les estaba impidiendo ser competitivos vuelve a mostrar un comportamiento favorable. Es decir, paradójicamente, deberían “haber hecho su agosto” en el primer semestre del año.
No obstante, la verdadera paradoja es que las cifras sobre comercio exterior, que ha venido publicando el Dane en lo que va corrido del año, muestran un panorama completamente distinto. Mientras la tasa de cambio alcanzaba, en promedio, sus niveles más altos en los últimos 10 años, las ventas externas del país en el período enero-mayo de 2015 disminuyeron alrededor de un 40% (en dólares como en volumen) con respecto a igual período de 2014.
Aunque esta situación extraña parecería, en principio, ser muy difícil de comprender, gran parte de su explicación se puede encontrar en nociones elementales de economía que los estudiantes de esta carrera aprenden en su primer semestre: dos de los principales determinantes de la demanda de un producto son su precio relativo y la capacidad adquisitiva de los compradores.
Es en el primero de estos determinantes donde la depreciación de nuestra moneda debería estar jugando a favor de los exportadores, ya que una tasa de cambio más alta les permitiría, dada un precio de venta en dólares, tener mayor rentabilidad en pesos.
Sin embargo, el problema radica en que en la mayor parte de las exportaciones del país son materias primas o productos básicos, cuyo precio los productores no tienen capacidad de afectar.
Precisamente, en los últimos meses los precios internacionales de varios de estos productos, especialmente el petróleo y el carbón, han disminuido severamente, lo que ha impactado de manera drástica las ventas al extranjero.
Y en cuanto a los ingresos, buena parte de nuestras exportaciones están destinadas a países cuyas economías están experimentando un período de desaceleración, (entre ellos Venezuela, Perú y Ecuador), que ha afectado su capacidad de compra.
Si estos son los principales determinantes de las ventas al extranjero, y son factores que los exportadores no pueden controlar, ¿qué se puede hacer? La solución también es simple: diversificar.
Se debe aumentar la oferta exportable, ampliar mercados (¡hay que aprovechar los acuerdos comerciales!) e innovar permanentemente para ofrecer productos diferenciados que sean competitivos en términos de su calidad y de su precio. Solo de esta forma las exportaciones nacionales podrán tener un crecimiento sostenido y dependerán menos de los vaivenes de la economía.
Profesor del IEEC, Uninorte.
Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad exclusiva de los autores y no comprometen la posición de la Universidad ni de EL HERALDO.
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