Si nada extraordinario sucede, y sobre todo si no hay fraude como en las elecciones de hace cuatro años, la era de Juan Manuel Santos está próxima a caer. Y no lo digo por el final de su mandato –al que por fortuna le faltan poco más de cuatro meses–, sino por los resultados que están arrojando las últimas encuestas sobre la intención de voto para los comicios del 27 de mayo.
La conclusión es demoledora: nadie quiere saber nada que se relacione con el injustificado Nobel de Paz. La gente está hasta la coronilla con este gobierno y por eso Iván Duque está a la vanguardia en las más recientes encuestas de Yanhaas e Invamer Gallup. En la primera apareció con el 40% de la intención de voto y en la segunda con el 45,9%.
Como yo doy descontado que Gustavo Petro se desinflará en estos dos meses y Germán Vargas Lleras repuntará y pasará a la segunda vuelta con Duque, es bueno hacer hincapié en algo clave: Vargas Lleras no fue, ni es, ni será santista. El hecho de que hubiera hecho parte de este desprestigiado gobierno no necesariamente implica que coincida en todo con el impopular mandatario.
Por ejemplo, pocos colombianos como Vargas Lleras son tan enemigos de las alcahueterías de Santos con las guerrillas. Porque lo conozco desde hace muchos años sé que Vargas Lleras está en desacuerdo con que la joyita de ‘Timochenko’ y sus secuaces no paguen un solo día de cárcel. Es más, al país entero le consta que Vargas Lleras es un enemigo a muerte de ese esperpento llamado Jurisdicción Especial para la Paz.
Pocos colombianos como Vargas Lleras, asimismo, son tan obsesionados con la seguridad del país. Vargas Lleras es de los que cree que un país inseguro no tiene futuro, que está perdido. Algo totalmente distinto a la Colombia que nos deja Santos: llena de atracadores por todas partes y con los peores criminales de la historia de América Latina mandando. Pocos colombianos aborrecen la corrupción como Vargas Lleras. Estoy seguro de que para él debe ser una pesadilla el hecho de haber estado en un gobierno que fue elegido dos veces.
No me cabe la menor duda de que Vargas Lleras estuvo en desacuerdo con que Santos hubiera desconocido la voluntad popular y, literalmente, se hubiera robado el plebiscito de octubre de 2016. Cualquier ciudadano que se considere medianamente demócrata sabe muy bien que al pueblo se respeta y que lo que este diga en las urnas es sagrado y la última palabra.
Así, pues, que este 27 de mayo no nos podemos equivocar. Hay que votar por lo menos parecido a Santos y a las Farc. Al perro no lo capan dos veces y Colombia no puede repetir el error que cometió en 2010 eligiendo a Santos porque prometió continuar con las políticas de Álvaro Uribe y ser implacable con las guerrillas. Ni lo uno ni lo otro. Apenas se convirtió en presidente, le dio la espalda a Uribe y empezó a hacer políticas con las Farc que fracturaron al país. Tanto que, sin exagerar, es poco lo que Santos le va a entregar a su sucesor.
@cancinoabog
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