La tasa de crecimiento económico proyectada para el año 2021, según los expertos, en el mejor de los casos superará el techo del 8,5%, sin embargo, las tasas proyectadas para el próximo año tienden a ser mucho más acorde con la tendencia de los años anteriores y con el valor de crecimiento potencial de la economía colombiana ubicada alrededor del 2% y 3%.

A pesar de la amenaza latente de la variante ómicron en el país se disfrutan cifras estables y comparativamente menores de contagio y mortalidad vinculadas a la pandemia, lo que ofrece un escenario optimista de cara al año que está por comenzar.

Sobre todo, porque con esta circunstancia bajo control podrían abrirse las puertas para que los sectores que experimentaron las mayores restricciones durante 2020-21 logren un desempeño normalizado y alcancen a compensar las pérdidas acaecidas durante la pandemia.

Lo anterior se alineará con la generación de empleo y la recuperación de los puestos de trabajo perdidos. No obstante, ante la evolución de lo que será el desempleo en el siguiente año hay que instaurarse en un terreno conservador dado que tal como se evidencia en la industria el aumento destacable de las ventas y producción no ha visto la misma repercusión en empleos, lo que ha ilustrado eficiencias y mejoras en la productividad provocada casi que de manera obligada por la crisis provocada por el covid.

El panorama de 2022 se complica por el ambiente político provocado por la proximidad de las elecciones al congreso y posteriormente las de la presidencia de la república. Los cambios que se visualizan en el mapa político llevan a los consumidores e inversionistas a posponer sus decisiones ante la amplia incertidumbre a la que se enfrentan. 

Por el lado de la vivienda, la proyección sigue siendo positiva dado que se sostiene el apoyo de los subsidios del gobierno nacional para la construcción de vivienda de interés social junto con una demanda inminente de hogares que buscan consolidar su sueño de hacerse propietarios.

Así mismo, sin desconocer la importancia del sector petrolero en la economía colombiana, cabe destacar el favorable desempeño que los precios han tenido en los últimos meses que anticipan un cierre con valores cercanos a los US$80 el barril, lo cual significan ingresos para toda la nación y los territorios a través del SGR.

Los términos de intercambio han vislumbrado unos aprovechamientos de la reactivación de la demanda externa y el aumento de la tasa de cambio real que ha dejado ver un crecimiento de las exportaciones no solo de petróleo, sino de bienes de canasta tradicional y no tradicional.

Si bien se proyecta un escenario base positivo para la economía colombiana en 2022, el llamado en materia de proyecciones es conservarlas en un terreno mesurado dado el entorno politizado bajo el cual se estarán tomando las decisiones de los agentes del mercado.

Los retos sociales no dejan de estar sobre la mesa considerando que los altos niveles de pobreza, las todavía cifras de dos dígitos de desempleo, la inseguridad alimentaria y las condiciones de inseguridad que se despliegan a lo largo y ancho del país tendrá que instaurar en la agenda de la política social y por supuesto en el debate electoral.