Mujeres en pie
Esto es una invitación a toda una sociedad para desaprender sobre algo que definitiva se enseñó mal alrededor de la discriminación por la condición de género, la autoclasificación de las tareas tanto laborales como del hogar por esta consideración, y la limitación y exclusión automática del disfrute de la vida en condiciones de libertad e igualdad entre hombres y mujeres.
La conmemoración al Día Internacional de la Mujer nos invita a dimensionar todo lo acaecido para llegar hasta dónde estamos y dedicarlo a reflexionar sobre el papel de la mujer en la sociedad y las distintas luchas que todavía mantenemos vigentes.
Por supuesto el punto de partida es un tanto desalentador. Según Medicina legal, sólo en el año 2022 las muertes violentas de mujeres aumentaron un 13% cerrando en 3.724 sucesos. Por su lado, del total de lesiones no fatales sucedidas el último año, el 43% corresponden a lesiones intrafamiliares, de estas el 77% fueron dirigidas a persona del género femenino y lo más lamentable aún, es que en el 80% de los casos el victimario es su pareja sentimental.
Los estudios especializados que analizan la violencia de género en nuestro país encuentran una alta correlación entre la exposición prematura a este tipo de sucesos y la normalización de este. Venir de familias donde vieron como su padre o la pareja de su madre la golpeaba o que adicionalmente fueron corregidas violentamente, demarca un entendimiento de la violencia como normal, natural y legítima.
Cómo romper con ese entendimiento alrededor que la violencia contra las mujeres, es un reto profundo de nuestra sociedad, más aún en un país, donde todavía es muy común llenarse de frases frente a hechos violentos como “quien sabe que habrá hecho”, “seguro se lo merecía”, “ella se lo busco” “quien la manda a ir vestida así”, entre muchos otras que retumban en la mente del común cuando se expone al escrutinio público los casos de violencia contra la mujer.
De ahí la importancia de promover nuevas pautas de crianza, donde la violencia no sea la forma de comunicación o solución de conflictos y donde se pueda visibilizar como desde la diversidad podemos entendernos como iguales, sin limitaciones y restricciones.
Esto es una invitación a toda una sociedad para desaprender sobre algo que definitiva se enseñó mal alrededor de la discriminación por la condición de género, la autoclasificación de las tareas tanto laborales como del hogar por esta consideración, y la limitación y exclusión automática del disfrute de la vida en condiciones de libertad e igualdad entre hombres y mujeres.
*Directora Ejecutiva de la Lonja de Propiedad Raíz de Barranquilla
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