Algo que los periodistas deben reconocer es que su negocio no les exime de los imperativos morales elementales que guían todas las relaciones humanas. Si se apartan de la norma general, deben tener una razón muy buena y precisa para hacerlo. La búsqueda de la verdad no es licencia para ser un cretino”. En estos términos planteó Jack Fuller -prestigioso periodista estadounidense hondamente interesado en la ética de la profesión- la integridad que, sumada a la independencia, equidad e imparcialidad, humanidad y responsabilidad, son los principios fundamentales del buen periodismo. No obstante, en el marco del proceso electoral colombiano ciertos medios de comunicación parece que han olvidado estas premisas. Habiendo llegado ya a la recta final de la carrera presidencial es muy probable que el elegido tenga nombre y apellido; y bien, de eso se trata. De escoger al arrojado jinete capaz de tomar las riendas de esta patria que, cual caballo desbocado, galopa disparatadamente. A estas alturas, parece que ya las cartas están jugadas y el papel desempeñado por los medios ha sido definitivo, aunque lastimosamente -en muchos casos- bastante apartado de la independencia e imparcialidad que se exige de ellos en un proceso democrático.
Pronto se inició el trasteo político hacia el feudo del posible ganador, y, con una desfachatez que superó las truculencias que la política conlleva, las alianzas cuajaron rápidamente. Tras la consolidación del que parecería ser el próximo equipo de gobierno, los medios no tardaron en salir a respaldar sus intereses. El 31 de mayo fue invitada Ángela Robledo, fórmula vicepresidencial de Gustavo Petro, al espacio 6AM Hoy por Hoy de Caracol. En casi 40 minutos de entrevista, durante los primeros 24 los periodistas mantuvieron una discreta objetividad; a partir de ese momento, y en lo que -a mi parecer- fue una injusticia, dispararon una sarta de cuestionamientos que, planteados con insistencia en términos negativos y tono provocador, llevaban implícita una opinión sesgada ¿No le parece Petro algo mesiánico y egocéntrico? ¿Qué trastorno mental, manía o fobia le diagnosticaría a Gustavo Petro? “La vimos muy orgullosa posando con ‘Timochenko’, ¿cómo le explica a sus nietos y a sus hijos esa foto?” ¡Madre del Verbo! diría mi tía Leda. Como si no supiéramos las circunstancias en que todos por esos días posaron con ‘Timochenko’. Le sacaron a Robledo un audio en que Claudia López le canta cuatro verdades a Petro, ¡Santo sepulcro! Como si el clan de expresidentes, políticos y cristianos no hubiera hecho lo mismo ante un país a-no-na-da-do.
Cinco días después, entrevistaron en el mismo espacio a Martha Lucía Ramírez, y la tramposa formulación de las preguntas se esfumó. Casi 58 minutos de conversación ponderada y afectuosa. “Tiene un equipo maravilloso”, le dijeron; alabaron su hermosura de otros tiempos. ¡Santo Ecce Homo, qué diferencia! Juego limpio señores.
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