
Nuestro estado de ánimo
En febrero de 2020, la encuesta Gallup midió el estado de ánimo de la gente. Fue en América Latina donde se encontró el mayor pesimismo. En Colombia el 73% de los habitantes tenía unas expectativas sombrías sobre el país, creyendo que la situación iba a empeorar. A esto le agregamos la pandemia, con pérdidas de vidas y fracturas económicas. El panorama parece desolador.
El libro “Un mensaje optimista para un mundo en crisis”, del expresidente Juan Manuel Santos, nos plantea que, al contrario de lo que piensa la mayoría, “Colombia ha sido un caso de éxito inobjetable en estas últimas tres décadas”, gracias a que a comienzos de los años 90 se aprobó una nueva Constitución y se inició un cambio de modelo de desarrollo, con un nuevo modelo de apertura económica.
El texto narra el diálogo con algunos expertos sobre una variedad de temas. Uno de los más interesantes es la brecha urbana-rural. Es indudable que el conflicto armado generó un daño irreparable en el mundo agrario; millones de colombianos, huyendo de la violencia, buscaron protegerse del horror en las ciudades, y abandonaron la riqueza más valiosa de país: el campo, que podría ser una despensa para el mundo, hoy es desolación. Un ejemplo que podríamos citar es el departamento de Córdoba, cuya superficie es del tamaño de Bélgica y cinco veces más grande que Holanda. Este país produce leche y mantequilla para abastecer las necesidades de toda Europa, mientras en Córdoba el 58% de los niños presentan inseguridad alimentaria.
El libro señala que ha faltado una acción mucho más decidida en el mundo rural. Según el expresidente, si se da cumplimiento al primer punto del acuerdo de paz, que se refiere a la reforma rural integral, se reduciría la pobreza y disminuiría la violencia en el campo.
Los logros que el autor más destaca están en las áreas de la salud y la educación. Señala que el país tiene uno de los mejores sistemas de salud del mundo, con una cobertura del 95%, y también el alto número de procedimientos incluido el paquete básico de medicina y medicamentos.
La educación, a partir del 2014, tiene el presupuesto más alto —por encima del rubro de seguridad y defensa—. Y desde el 2011, se decretó educación pública gratuita para todos los niños y jóvenes de colegios públicos hasta el grado once.
A ese optimismo, Moisés Wasserman le contesta que la educación no solo es cobertura sino también calidad, y ahí está el déficit.
El prólogo, escrito por Steven Pinker —el psicólogo cognitivo más famoso del mundo—, hace una profunda reflexión de cómo es posible hablar de progreso en un universo hostil, y nos señala que “hacer la paz puede ser tan difícil como hacer la guerra y para Colombia los retos son considerables. Las sociedades que atraviesan por periodos de posconflicto permanecen siempre frágiles y corren el riesgo de retroceder hacia la guerra”. Pinker nos está advirtiendo cómo la polarización y el odio nos pueden devolver a los peores momentos.
El libro de Santos nos hace un llamado a abandonar el pesimismo y a hacer oídos sordos a los fanáticos que detestan el progreso y que pretenden imponer sus visiones únicas.
joseamaramar@gmail.com
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