Otros dos ensayos de la Selección Colombia. Ante Brasil y Venezuela. Y en ellos, más allá de los resultados, que poca y ninguna importancia tienen porque, justamente, son partidos de prueba que no afectan ninguna tabla de posiciones, y tienen como objetivo ir moldeando el nuevo patrón de juego que quiere implementar el entrenador, darle minutos a nuevos jugadores y descubrir sus reacciones y actitudes futbolísticas y personales, en fin, ir adquiriendo la mayor información posible para decisiones futuras, cuando ahí sí tiene valor el resultado.
En ese orden, la Selección empieza a darle continuidad a una propuesta con mucha dinámica y de mucha intensidad con y sin balón. Con un juego más directo a lo acostumbrado por las anteriores selecciones. Con mediocampistas de ida y vuelta y doble función (en lenguaje futbolero de hoy, interiores) al lado de un volante central más retrasado. Y con tres delanteros que no sólo deben jugar por los costados (dos de ellos como suele hacerse) sino que también terminen dentro del área rival.
En ambos encuentros, con alineaciones diferentes, logró tener la iniciativa, jugar en bloque, ser dominante y tener una buena dosis de agresividad para recuperar. Además, generó situaciones de gol, incluidas las dos convertidas frente a Brasil.
Pero todo eso sólo lo pudo exponer por un tiempo. Los segundos tiempos la mostraron desgastada, sin movilidad y obligada a replegarse y a ceder el dominio a los rivales que terminaron mejor y atacándola.
Jugar con la alta exigencia física que demanda la nueva propuesta de Queiroz, le ha provocado consecuencias en esos segundos tiempos. El trabajo del cuerpo técnico consiste, entonces, en lograr que su idea se sostenga todo el partido. ¿ Cómo lo hará? A través de los entrenamientos y partidos, que estimulan el conocimiento y la adaptabilidad. A través de una mejor forma competitiva de los jugadores la cual deben ir adquiriendo en sus ligas.
Y también, con la inclusión de James, Quintero y Cardona (los tres en su mejor forma, no necesariamente los tres al tiempo), que son capaces de darle una pausa inteligente al estilo, un mayor número de decisiones acertadas y un nivel superior a la posesión, virtudes que pueden retrasar la aparición del desgaste físico.
¿Dónde ubicarlos en el, hasta ahora, inmodificable esquema de Queiroz? (4-3-3). En mi opinión, si el DT es renuente a modificar su módulo, James de interior izquierdo y Quintero de ‘falso’ extremo derecho. Con ellos, en buenas condiciones físicas y comprometidos, creo que se puede matizar y mejorar la alta dinámica y la verticalidad de la nueva idea.
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