Conquistó Junior, por segundo año consecutivo, el terreno de la semifinal en la Copa Sudamericana. Con un penal en el tiempo agregado del partido de ida en Barranquilla, para aumentar el marcador a un dos a cero y, al tiempo, la esperanza para el partido de vuelta en Argentina, porque futbolísticamente el rival, Defensa y Justicia, dejó señales de tener argumentos que incomodaron su estilo de juego. Además, con la presunción de que esas virtudes se verían potenciadas en su hábitat. Por esto no dejó de ser un alivio, para jugadores e hinchas, ese fusilamiento de ‘Rafa’ Pérez a la hora del cobro del penal in extremis. Mejor diferencia de gol que ventajas futbolísticas para el partido de vuelta. Y así fue.
Epígono de Sampaoli, el joven entrenador Beccacece demostró que ha logrado, con un recurso humano sin antecedentes sobresalientes, plasmar en la cancha los preceptos tácticos que identificaron a la Chile de Sampaoli: presión organizada y permanente, agresividad con y sin el balón, espíritu híper ofensivo, amplitud, protagonismo, velocidad.
Con eso y tres goles visibilizó la peor versión de Junior en la Copa. Y un escuálido andar de los jugadores barranquilleros que, sorprendidos, intimidados, no sabían cómo desembarazarse de la intensidad y el elevado ritmo que su rival imponía. El gol de Luis Díaz, previa jugada de buen toque de Cantillo, salvó la clasificación, pero no borra la penosa presentación. Supongo que solo el futuro exitoso la hará olvidar.
Los reclamos del técnico argentino al final no tenían asidero porque el VAR actuó correctamente. Los entiendo como una forma, fútil y desesperada, de mostrar su desacuerdo con el fútbol. El mejor equipo, el que combinó juego y despliegue, calidad e intensidad, presión y definición, se quedó a la vera del camino.
Defensa y Justicia fue todo lo contrario a su nombre: ofensivo hasta la última jugada (remate en el palo en el minuto 90 más 3), y su eliminación estuvo más cerca de la injusticia (futbolera, poética si quieren, que no reglamentaria) que el fútbol a veces tiene.
El próximo escollo para Junior será Santa fe. Y a pesar de la dura evidencia del jueves, sigo creyendo que la mejor resistencia posible que Santa fe sea capaz de ofrecer, una buena versión de Junior (con el retorno de Jarlan se elevan las posibilidades) es más.
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