Por mi tarea de comentarista en Blu Radio, tengo la oportunidad de ver a todos los equipos del fútbol profesional colombiano muchas veces, no solo cuando enfrentan al Junior. Esto, quizá, me ayuda a formarme una idea más cercana al verdadero nivel de los jugadores. A su actualidad, y no solo a algunos antecedentes, buenos o malos, o a la impresión que causó el día que cotejó con el equipo barranquillero.
Tal vez por eso me referí a Carmelo Valencia, aquí mismo, en este mangrullo desde donde oteo el quehacer futbolero, tras el anuncio de su llegada al Junior al inicio de este año. “Veteranísimo y veloz delantero. Potente, insistente. Sorprendentemente evolucionado el semestre anterior en defectos que lo sindicaban: poca fluidez con el balón y excesivas jugadas erradas de cara al gol”.
Más adelante describí algunas de las virtudes que había desplegado durante el torneo: “Ha cumplido una formidable temporada en el Cúcuta con goles, velocidad, desequilibrio, participación correcta en el juego colectivo, energía física, determinación. ¿Le quedó alguna reserva para el Junior? Ya lo sabremos con el tiempo”.
La pregunta, seguramente, obedecía al generalizado prejuicio que se instala alrededor de los jugadores con la edad de Valencia. Pues bien, por ahora parece ser que aún tiene reservas físicas y futbolísticas, y por estos días ha sido actor principal por sus goles en la serie ante el América y en la Copa Libertadores en la goleada frente a Independiente del Valle. Él está haciendo su parte para ser el titular. La otra parte depende de Amaranto Perea.
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