Todo indica que –de acuerdo a las proyecciones más optimistas– este año la economía colombiana no alcanzará a crecer al 3% anual y las perspectivas para el 2019 señalan que con suerte se crecerá al 3,4%.
No hemos podido recuperar la dinámica económica desde que se cayeron los precios del petróleo. Es importante la lucha contra la pobreza y la búsqueda de una mayor equidad, sin olvidar el combate a la desigualdad, pero a pesar de los avances hay que tener claro que sin reactivar el crecimiento económico nos iremos quedando. Ningún país ha logrado salir del atraso si no mantiene tasas de crecimiento por encima del 5% anual durante dos o más décadas.
Un tema importante para lograrlo es el relacionado con el fortalecimiento de una banca de desarrollo. No basta con las políticas de educación, salud y saneamiento básico, sino que se hace necesario recuperar la dinámica de la inversión productiva, tanto pública como privada. En un ensayo reciente publicado por el Banco de la República (Revista Ensayos de Política Económica No. 88-Dic 2018), de J.A. Ocampo, Paola Arias y J.D. Torres, se muestra cómo el rol de este tipo de bancos es clave para desarrollar políticas contracíclicas, financiar inversión pública, fortalecer la inclusión financiera, innovación y economías verdes. En Colombia las tuvimos en entidades como el Instituto de Fomento industrial (IFI) y alguna banca pública, las cuales fueron eliminadas por las reformas liberales de finales de los 80 y los 90. Sus funciones fueron pasadas hoy en día a entidades como Finagro, Bancoldex, Findeter y la Financiera de Desarrollo Nacional, FDN. Los más fuertes han sido Bancoldex y Findeter, pero su peso en el sistema financiero nacional apenas empieza a crecer, después de años muy marginales. En Brasil y Alemania estas entidades tienen un peso del 15% del PIB, con un rol clave en este tipo de proyectos. Los bancos de desarrollo son usualmente de segundo piso, no atienden personas o empresas directamente, aunque algunos lo hacen con restricciones.
El tema clave aquí es que la banca privada no está muy interesada en proyectos de largo plazo con alto riesgo, como lo hemos visto con las dificultades para lograr el cierre financiero de la mayoría de las concesiones viales 4G, lo cual ha retrasado los proyectos. A la banca privada le interesa más el crédito de consumo, bien caro por cierto, y el que suministra a los grandes clientes empresariales.
Bancoldex ha sido muy activo en el crédito hacia mypymes y ahora la FDN está creciendo por los proyectos viales por hacer con todas sus dificultades. Findeter se ha involucrado con la inversión pública de municipios y departamentos. Pero falta mucho por hacer, sobre todo con una banca fuerte que financie la innovación y los proyectos verdes, así como un mayor rol para la inclusión financiera.
El surgimiento nuevamente del tema de la banca de desarrollo refleja el desencanto que se ha venido incubando con las políticas estrictamente de mercado, por ser muy pasivas, las cuales se limitan a brindar condiciones y esperan que la inversión privada florezca como hongos. La historia industrial indica que ello no ha sido así.
Feliz Navidad y un exitoso Año Nuevo a mis pacientes lectores.
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