Con enorme tristeza he visto en redes sociales tantas personas atacar cualquier decisión tomada por el presidente Duque, “que muy lento”, “que muy rápido”, “que incompleto”, nada le gusta a un pequeño sector del país que está demostrando cuán lejos está de aportar al desarrollo y avance de Colombia en general y en especial en estos momentos de pandemia.
El constitucionalista Rodrigo Uprimí escribió una columna que comparto en cuanto a la necesidad de que el Gobierno se asesore de una comisión de expertos, lo que omitió o desconoció es que eso ya lo hace: el presidente consulta permanentemente a expertos en el tema, no improvisa, sin embargo, tal petición se realiza es por la “polarización” del país y por ende que esta asesoría fuera realizada por expertos y académicos de diversas corrientes, como si la ciencia fuera de algún color o el interés por la salud tuviera tinte político, luego, también debo reconocerlo, en compañía de otros, emitió una lista de consejos para ayudar a construir la declaratoria de estado de emergencia económica, social y ecológica, muy bien intencionada.
Los desatinados trinos de Gustavo Petro, ya comunes en él, de solo criticar y no proponer, de ordenar y no sugerir, como si él fuera el que gobernara.
Por el lado del Gobierno, también ha faltado claridad en los mensajes, eso es innegable, las decisiones se toman con toda seguridad para salir adelante, pero algunos funcionarios no saben explicarlas o acuden a ejemplos que confunden. Lo que el país requiere es tranquilidad y oportunidad en las decisiones, razón y determinación, liderazgo que yo siento en el presidente y en muchos mandatarios.
Claudia López, Jaime Pumarejo y Alejandro Fúneme han aceptado la mano que tiende el Gobierno y a la vez han decidido por el bien de sus ciudadanos, algunos del sector comercial, como Lucerna o Rappi, por citar ejemplos, han donado alimentos a lo médicos, los verdaderos héroes actuales. Argos y el GEA se metieron la mano al dril para donar sumas importantes al sector salud, Ingenios del Valle donarán 40000 litros de alcohol, personas anónimas y otros liderados por Alejandro Char y Kathia Nule o Gustavo Bolívar han comenzado campañas para acordarse de los más necesitados, para que sus familias tengan que comer en estos días de aislamiento y escasez de ingresos.
Salome Sepúlveda vive en Villavicencio y Mariles Herrera en Cartagena, ambas contribuyen a confeccionar tapabocas, al igual que muchos otros colombianos aportan su grano de arena para que el país unido pueda impedir el aumento y se propicie la cura del Coronavirus.
No puedo dejar pasar por alto las miserables críticas a Manuel Elkin Patarroyo, un orgullo nacional, científico reconocido y estudioso como pocos, premio Robert Koch (1994) y Príncipe de Asturias (1994), acreedor del Word Academy of Sciences Prize (1998) y doctor Honoris Causa de más de 9 universidades del mundo. Falso que haya dejado a Colciencias sin recursos, falso que los monos del Amazonas estén en peligro, cuando esto acabe, que será pronto, el país debería revisar las críticas a este científico y más bien darle las gracias por tanto.
Hay que decirlo, muchos suman, unos pocos dividen.
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