La solidaridad en tiempos de COVID19 no es solo necesaria, sino que se torna casi obligatoria, es un sentimiento que debe continuar en quienes ya lo tenían o aflorar en quienes no lo aplicaban de manera constante.
La solidaridad empieza por las cosas mínimas, cuidarnos y cuidar a los demás, no solo a los seres queridos, a todas las personas, el aislamiento es una forma, mantener la distancia debida es otra, usar tapabocas si se tiene que salir y hay algún síntoma presente, también.
Solidaridad es pensar en los derechos de los detenidos, en los derechos de padre y madre separados de ver a sus hijos sin ponerlos en riesgo.
Solidaridad es acordarse de los más necesitados donando para temas de salud, alimentación y techo, en la medida de lo posible, no tienen que ser grandes sumas, todo sirve y servirá.
En estos momentos de duda tenemos que ser fuertes, generar esperanza, informar sobre hechos reales, tratar de aportar y construir entre todos para salir adelante. Esta pandemia golpeará duro a muchas personas en lo económico y en lo psicológico.
Quienes deben ser más solidarios son las personas que más tienen y aquí mostrar de que esta hecho su corazón y su capacidad de responder con humanismo ante estas situaciones únicas y difíciles.
Las entidades financieras no solo deben congelar los créditos de toda índole por seis meses sino hacerlo de manera automática y no a petición de llamadas a conmutadores que nunca contestan, bajar la tasa de interés es una medida también urgente para mantener estable la economía ahora y más adelante.
Los servidores públicos deben ser ahora más conscientes que nunca de lo sagrado que son los recursos públicos y las empresas prestadoras de servicios públicos entender que también se debe ser solidario no solo congelando tarifas sino prestando el servicio mientras dure la crisis de manera ininterrumpida.
Solidaridad es apoyar al gobierno nacional y a los gobiernos locales en sus decisiones, acatarlas y si no se está de acuerdo proponer una mejor alternativa. Ojalá se encuentre la manera para que las medidas que se adopten para favorecer al sector salud, a los estratos bajos y a la clase media, sean permanentes.
Ojalá esta coyuntura sea el camino para hacer de Colombia un país mejor, solidario, igualitario.
PD: Molesta ver a la JEP lavarse las manos no como medida de protección ante el COVID19 sino como medida de justificación ante lo injustificable.
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