Desde luego muchos pensarán que soy un guerrerista que está feliz por el golpe bajo que Iván Márquez, Santrich, Romaña y “el Paisa” le dieron al proceso de paz suscrito entre las Farc y el gobierno de Santos.
La verdad, sin embargo, es que estoy triste con el video en el que, desde Venezuela, Márquez anunció el inicio del segundo tiempo de las Farc contra Colombia.
En realidad, esa filmación de 32 minutos me ha producido una tristeza enorme por las personas que de buena fe les creyeron a los herederos de “Tirofijo”.
Hombre, por favor, aquí lo hemos dicho una y mil veces: el que es no deja de ser. Pensar que Márquez, Santrich, Romaña y “el Paisa” se iban a volver hombres de bien de la noche a la mañana, no fue más que una utopía.
Una utopía en la que nos montó Santos.
Ciertamente este individuo, en su afán de hacerse al Nobel de Paz, les vendió a Colombia y al mundo la idea de que los narcoterroristas de las Farc eran unos políticos incomprendidos que siempre fueron víctimas de los ricos y del imperialismo norteamericano.
Que queden claras varias cosas después del anuncio de guerra de las “nuevas” Farc:
1º Las Farc nunca se desmovilizaron. Todo fue una farsa. Quisiera, por ejemplo, que alguien me dijera si vio las armas que los de Timochenko entregaron a la ONU. Me cuentan que en dicho desarme solo faltaron pistolas de agua.
Por otro lado, la historia de los disidentes también fue pura paja. Me explico: las Farc tenían todo calculado por si algo les fallaba. Para tal fin dejaron a cientos de terroristas en la selva (dedicados al narcotráfico) para eventualmente esperar a “comandantes” como Márquez y compañía.
2º El 99,99% de los colombianos queremos ver, en esta coyuntura que nos plantea el terrorismo, de qué está hecho nuestro presidente Duque. Los más de 10 millones de ciudadanos que votamos por él le pedimos que no les afloje a estos delincuentes. Aquí hay que pasar de las palabras a la acción: a estos criminales hay que neutralizarlos como sea, así toque lidiar con Maduro.
3º Esperamos, igualmente, que durante el tiempo que Márquez, Santrich, Romaña y “el Paisa” vivieron en comunidad, los organismos de inteligencia del Estado hubieran averiguado todo sobre ellos. Es decir, lo relacionado con sus andanzas, con el narcotráfico, con sus delitos y con sus amigos (bandidos y bandidas).
4º El cuento de que Timochenko no se baja del tren de la paz, no es más que un chiste flojo. El pobre está tan acabado que, si lo sacan del “proceso de paz”, vuelve y se mete en él, así sea a las malas. Lo mismo les pasa a Lozada, a Alape y a Catatumbo.
5º Márquez anunció en el video de guerra que las Farc segunda parte harán alianzas con el Eln. Actualmente, y desde hace más de dos años, las filas elenas están invadidas de farianos que nunca creyeron en los diálogos de paz.
6º Y en lo que atañe al traidor mayor, bueno sería que empezara a estudiar la devolución del Nobel de Paz que compró en 2016. Este sujeto le vendió al mundo la falacia de que Colombia era un remanso de paz.
Como verá entonces, mi doctor Santos, aquí está su proceso de negociación, aquí está el país en paz que nos dejó, aquí está su Colombia sin narcotráfico. Ah, y ahí le dejamos, envueltos en papel de regalo y con un moño, a sus pacificados guerrilleros.
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