El Heraldo
Opinión

Ahora o nunca

Hay que advertir que esta historia la hemos escuchado muchas veces en el último lustro. No por eso, sin embargo, los latinoamericanos que creemos en la democracia y en las libertades podemos perder el optimismo. Estoy hablando, desde luego, de Venezuela.

Hace tres días, el 23 de enero –una fecha histórica para los venezolanos por la caída en 1958 del dictador Marcos Pérez Jiménez–, nadie en Venezuela se quedó en casa. Se trataba de que la historia de su país se repitiera 61 años después. Se trataba de que cayera el más oprobioso déspota que ha parido América Latina en las últimas décadas: Nicolás Maduro.

Entonces ese día apareció la joven figura de Juan Guaidó, un ingeniero de 35 años hecho en Voluntad Popular, es decir, en la casa del preso político Leopoldo López y de Lilian Tintori. Guaidó, en calidad de presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, se autoproclamó mandatario interino de su país ante centenares de miles de sus compatriotas. Entonces fue Troya.

La Casa Blanca reconoció de inmediato a Guaidó como presidente de Venezuela. Poco después, desde Suiza, lo propio hicieron nuestro gobernante Iván Duque junto y su par brasileño Jair Bolsonaro. Atrincherado en Miraflores, Maduro desconoció la maniobra de Guaidó y alegó que esta era una movida política de Washington.

Al momento de cerrar este escrito, Venezuela tenía dos presidentes. Así como suena. No obstante, mi preocupación va más allá: muchas veces Maduro ha estado contra las cuerdas, pero no ha caído. En muchas oportunidades la sangre de venezolanos inermes y demócratas ha sido derramada en las calles de Caracas y de otras ciudades del vecino país.

Yo creí que Maduro iba a caer el miércoles. Por eso ayer, viernes, entré en pánico cuando leí en El País de Madrid que “Venezuela regresó el jueves a un aparente estado de normalidad después de las marchas opositoras que el día anterior movilizaron a cientos de miles de personas”.

¡Por Dios, Venezuela no puede parar! Los venezolanos no pueden volver a sus casas hasta tanto caiga el dictador. Y no lo pueden hacer porque se están jugando el futuro de su país y el de millones de niños y jóvenes que no han sabido que es un día bueno en los últimos 20 años.

Desde luego que el tema no es fácil. A Maduro lo apoyan los militares, en cabeza de Vladimir Padrino López. También cuenta con el visto bueno de Rusia, China, Turquía y México. La época de las invasiones a países ya pasó. Entonces vámonos olvidando, por ejemplo, de que las tropas de Estados Unidos desembarcarán en Venezuela. Eso no va a pasar.

En síntesis, la fórmula salvadora de Venezuela la tienen los propios venezolanos. Ciertamente para ellos no será fácil hacerles frente a los bandidos que se tomaron el poder por obra y arte de los mejores amigos de Juan Manuel Santos: Chávez y Maduro. Pero, ¿qué sentido tiene vivir en un país donde ni siquiera se puede hablar y los niños pasan hambre? Si yo fuera venezolano, aún no habría regresado a casa.

P.D.: Y hablando de censura, una palabra muy mentada por estos días en Colombia, ¿por qué nadie dijo nada en su momento cuando botaron de sus puestos a periodistas de las calidades de Juan Paz, Herbin Hoyos y Saúl Hernández Bolívar? Ah, ¡ese maldito doble rasero para medir las cosas!

Facebook
Twitter
Messenger
Whatsapp

Más Columnas de Opinión

El Heraldo
Mauricio Cárdenas

A la brava

Gran indignación me causó que el presidente Petro, al referirse al café en la instalación de la mal llamada Asamblea Nacional Cafetera, dijera que “no se produce, se extrae”. Y me sorprendió no solo porque el café se trabaja –y duro–

Leer
El Heraldo
Jorge E. Robledo

Petradas

1.- Entre lo mucho que se ha dicho sobre la reforma a la salud, reforma que se hundió porque Petro perdió el respaldo de Santos, Samper y César Gaviria y de los partidos Liberal, Conservador y de la U –claves para que ganara la Presidencia–

Leer
Ver más Columnas de Opinión
X
COMO REPORTAR A WASAPEA
1. Agrega a tu celular el número de Wasapea a EL HERALDO: +57 310 438 3838
2. Envía tus reportes, denuncias y opiniones a través de textos, fotografías y videos. Recuerda grabar y fotografiar los hechos horizontalmente.
3. EL HERALDO se encargará de hacer seguimiento a la información para luego publicarla en nuestros sitio web.
4. Recuerda que puedes enviarnos un video selfie relatándonos la situación.