Tanto Tántalo
Este auge del tántalo a nivel global se ha sentido en Colombia, el cual tiene depósitos importantes en el Escudo Guayanés, especialmente en Vichada, Guainía, Guaviare y Vaupés. Esta ola de especulación ha incentivado en la región un boom de minería ilegal por el tántalo.
La minería ilegal para extraer tántalo, elemento esencial para el desarrollo de nuevas tecnologías y la transición energética, es cada vez más preocupante. Tántalo, hijo de Zeus y de la oceánide Pluto. Tántalo, de donde deriva el nombre del elemento con el mismo nombre (símbolo Ta, número atómico 73), es el epítome de la saga griega de la tentación sin satisfacción, un símbolo de la frustración. Inclusive, la palabra en inglés tantalize, significa provocar, tentar.
Por haberse burlado del Olimpo, Tántalo se ganó después de muerto una temporada en el inframundo de Hades pasando hambre y sed constantes a pesar de estar rodeado de agua y manjares naturales. A la altura de sus narices tenía su salvación, pero cada vez que se inclinaba a beber agua, esta perdía nivel y se retiraba de su alcance. Lo mismo hacían los árboles que alzaban sus ramas cargadas de frutos deleitables cuando éste quería alcanzarlos.
Curiosamente, la moraleja del suplicio de Tántalo parece asimilarse al destino de la transición energética, la cual depende en parte del elemento llamado tántalo. El elemento tántalo fue descubierto en 1802 por el químico sueco Anders Ekeberg, quien observó la incapacidad del metal en absorber agua o disolverse en ácido, así como el semidiós griego. Es tal su resistencia al deterioro material, que el tántalo es el metal de uso común más resistente a la corrosión.
Esta propiedad del metal hace que su demanda vaya a aumentar drásticamente en los años y décadas venideros. Aplicado a los microchips, el metal permite que los condensadores electrónicos funcionen más efectivamente en una variedad de dispositivos. Refinado en polvo y aplicado a paneles solares, el tántalo aumenta la eficiencia energética. Tanto la telefonía móvil 5G como los vehículos eléctricos constituyen mercados que ampliarán el uso de condensadores de tántalo. Se espera que la demanda por el metal aumente más rápido que el crecimiento del PIB mundial durante los próximos años.
Este auge del tántalo a nivel global se ha sentido en Colombia, el cual tiene depósitos importantes en el Escudo Guayanés, especialmente en Vichada, Guainía, Guaviare y Vaupés. Esta ola de especulación ha incentivado en la región un boom de minería ilegal por el tántalo. La extracción de tántalo y otros metales amenazan estas áreas biodiversas con deforestación y desplazamiento de sus comunidades indígenas. Como EL HERALDO reportó hace unos días, en los últimos seis meses se han incautado más de 30 toneladas de coltán (mineral compuesto de donde se extrae el tántalo) avaluadas en casi 9 millones de dólares. Tristemente, en Colombia hay un vacío técnico gigantesco frente a este nuevo reto ambiental y social.
¿Será que estaremos condenados a sufrir como Tántalo, contemplando los manjares que la transición energética nos ofrece mientras que daños irreparables a nuestra biodiversidad continúan? Que triste ironía sería si la promesa de las energías limpias exacerba la violencia, deforestación y contaminación en nuestros bosques tropicales.
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