Exitoso y mediático, el padre Alberto Linero acaba de colgar los hábitos en uno de los más célebres anuncios de retiro sacerdotal que se conozca en Colombia. Lo hizo primero en una entrevista hace dos días a este diario, y luego se convirtió en un boom nacional.
Los memes no se han hecho esperar. La mayoría, a decir verdad, no son jocosos. Es humor ramplón y sexista. Como si la causa del retiro del popular y protagónico cura fuese un amorío, ¿y si lo fuese qué? En ese caso sería una ejemplar y honesta renuncia a la vida clerical, porque sabemos de muy buenos y serviciales sacerdotes que cumplen a carta cabal con los mandatos de la Iglesia, pero de vez en cuando omiten el voto de castidad. Y eso no los hace menos valiosos para la sociedad, pero violan así uno de los compromisos de mayor sacrificio para el ser humano, como es el celibato.
Otra cosa es la infame práctica del abuso sexual con menores, o con mayores, aprovechando su investidura y la indefensión de los feligreses, o para más señas de las feligresas.
Este sonado retiro fue explicado y justificado por el padre Linero –orgullosamente samario– a partir de lo que le depara el futuro en las próximas cuatro décadas de vida, estimando que en octubre próximo cumplirá 50 años. No quiere envejecer solo y se cansó de ser religioso, más no de Dios, como lo ha explicado hasta la saciedad. Su servicio ha sido tan intenso que ha dado de sí lo que muchos curas dan en dos vidas. Aclaro: no soy su amigo personal, lo conozco a partir de los medios de comunicación y de haberlo encontrado –siempre cordial– en los pasillos de Telecaribe y en los estudios de televisión de Rafael Casadiego cuando producía un talk show.
Linero es sacerdote eudista y en los últimos 25 años ha construido un inmenso tejido de credibilidad y simpatía en todo el país a través de los medios de comunicación. Ha aplicado con rigor y grandes beneficios para su iglesia el marketing espiritual con un nuevo tono y un lenguaje coloquial y juvenil. “El man está vivo” es una marca que lo identifica y en vez de chocar, acerca a muchos jóvenes a la iglesia.
De verbo fácil, con un charme y una habilidad indudable para llegar a todos los públicos, se convirtió desde sus primeras apariciones en Telecaribe en un referente regional y luego nacional. Su primer programa conocido fue Entre Albertos, un espacio de entrevistas que compartía con otro sacerdote del mismo nombre. De ahí en adelante es historia: radio en la emisora que dirige; artículos en diversos periódicos y revistas, televisión y radio nacional con abundante audiencia, incluyendo lo de comentarista de fútbol con pasión desenfrenada por el Unión Magdalena y conferencias y charlas. Es el padre Linero sin duda un rockstar de los medios y del pulpito criollo. Enhorabuena, ¿Alberto?, ¿padre?, ¿ex sacerdote? ¡La vida empieza a los 50!
mendietahumberto@gmail.com
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