Este 2019 el Festival de Orquestas del Carnaval de Barranquilla llega a sus bodas de oro. En cinco décadas ha pasado de todo. Desde un comienzo arriesgado con posibilidades de la quiebra de los organizadores, hasta varias gloriosas e inolvidables tardes con lo más granado de la salsa y los ritmos tropicales.

También hubo escándalos judiciales como la pérdida casi completa de lo recaudado en taquilla y  la práctica del famoso “torniquete”, un método del que se lucraban ilegalmente los porteros, dejando pasar a quienes no habían pagado el precio justo e ingresaban con triquiñuelas.

Fue, desde el principio, el Coliseo Cubierto Humberto Perea el mejor lugar para hacer el evento, una especie de templo santo para orquestas nacionales e internacionales. En un comienzo, el festival tuvo el rimbombante nombre de Festival de Orquestas, Combos y Conjuntos, luego se resumió y después, con el advenimiento del boom de la música de acordeón, fue modificado temporalmente con el apéndice de vallenato, el cual después desapareció.

La paternidad del festival, cuyos comienzos no fueron fáciles, es de Arturo López Viñas, un gran y controversial músico de personalidad recia y carácter fuerte que exigía buen trato a los artistas, dándoles el lugar que se merecen. De voz del propio López Viñas escuché que la idea surgió en una conversación en el patio de la querida emisora la voz de la patria, ya desaparecida, pero de muy grata recordación y de propiedad de Clemente Vasallo.

Formalmente fue el 31 de enero de 1969 cuando quedó registrada la creación del festival. El acto notarial se hizo en el Juzgado Quinto Penal Municipal y luego se legalizó ante el Ministerio de Gobierno.

López Viñas se caracterizaba además por ser un artista inquieto y tenaz que en sus inicios fue bongosero y luego un hábil pianista que acompañó a la orquesta Almendra y a varias agrupaciones más en Colombia y en el exterior, especialmente en Estados Unidos, en donde se radicó y finalmente falleció hace pocos años.

El primer festival, realizado el lunes 17 de febrero de 1969, fue una odisea. Primero hubo que convencer a la junta del Carnaval. Luego a emisoras y periódicos para que acompañaran a los organizadores y a los artistas, y por último lo más importante, lograr la asistencia del público.

Esa primera tarde fue una batalla entre la Billos Caracas Boys, Los Melódicos, Los Blanco, y la Playa de Venezuela. A su vez participaron Pacho Galán, Pello Torres, Los Corraleros, Miche Sarmiento, Sonora Sensación, Sonora del Caribe y los Hermanos Martelo, entre otras agrupaciones.

El asunto económico fue arreglado con la junta del Carnaval por el arriendo del Coliseo y por porcentajes. Las entradas costaban 20, 10 y 6 pesos. El festival se ha mudado de allí a varios estadios y ahora es gratuito en la Plaza de la Paz. Durante años, cuando venían grandes orquestas, lo más apetecido era el Congo de Oro, como se llama el premio por ser la figura más representativa del festival, sin duda un evento de grandes alegrías como las tardes de Diomedes y Joe.

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