Estimado jugador. He leído una entrevista en un diario nacional donde has contado tu vida. He visto algunas de tus publicaciones en las redes. He visto fotos de visitas que haces a niños enfermos. También encontré la campaña que hiciste cuando tu pueblo te necesitó y, de verdad, he quedado sorprendido. Quiero hablarte como padre y abuelo. Todo lo que has contado de tu vida, de dónde naciste, de las vicisitudes que pasaste, de la falta de dinero y la salida de tu lugar de nacimiento casi niño a buscar el sueño de ser futbolista no se compagina con la manera fácil como desperdicias tu dinero en un casino del norte de la ciudad. No es justo con tu vida, no es justo con los tuyos, no es justo con tus seguidores que te admiran por ser un paradigma.
Los casinos están creados para ganar. Nunca un casino ha sido cerrado porque se quebró. Y funcionan, además, de tal manera que el jugador cree que le puede ganar a la banca o a la casa que les llaman.
En los dos últimos años has tenido muchos altibajos. El partido con Tolima fue un desastre. Creo entender, a veces, tu cara adusta, como lejana, como pensando lo que perdiste en la noche en el casino porque mientras estás jugando tus compañeros están descansando responsablemente.
Es que no juegas maquinita para pasar el rato (esas tampoco pierden nunca) sino que estás en las grandes ligas del Black Jack y Baccarat. Estos dos juegos son para jugadores expertos de esos que apuestan mucho dinero.
Me he preguntado, mientras leo los titulares y contenidos de prensa, donde te destacamos como gran figura de nuestro fútbol, si alguna vez has sumado el monto de lo perdido, si tus padres, que te traían a Barranquilla a jugar haciendo grandes sacrificios, saben de tus aventuras nocturnas en el casino y si el DT Comesaña sabe del tiempo que le dedicas y las gruesas sumas de dinero que pierdes noche a noche. Uno de tus compañeros de casino me dijo “apuesta millones”.
¿Te parece justo contigo, con tu familia, con tus compañeros, con los dueños del club, con tu cuerpo técnico y con la afición que te ama?
¿Has podido saber por qué no te volvieron a mencionar en la selección nacional?
Te sigo hablando como padre y abuelo. Tienes tiempo de frenar el bolsillo roto que derramas en el casino. Hay que buscar una asesoría sicológica que te ayude a superarlo. Si necesitas una voz amiga, búscame. O háblalo con tus padres, con tu técnico, con los dueños del club, con el gerente deportivo, con tu capitán o con Teófilo al que admiras tanto.
Reúne el dinero que perderías en el casino y regálale una escuelita a tu pueblo. Un sólo mes de salario te alcanza para ello, con seguridad te sentirás mejor. Muchas veces nos preguntamos la razón de tu bajo rendimiento, inexplicable por tu calidad. Seguro las pérdidas económicas en el casino te sacan de los partidos. Sé que ganas mucho dinero, conozco el monto. Guárdalo, ahórralo, inviértelo, que la vida del futbolista es demasiado corta y no hay nada más decepcionante que haber nacido sin tener nada, de haber tenido gracias a la vida y después perderlo todo…
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