Junior, vivito y peleando | Columna de Hugo Illera Jiménez
El Juniorismo está viviendo una de las situaciones más dramáticas en mucho tiempo.
Algo parecido a lo que sucedió en el 2008 cuando, de la mano del propio Comesaña, Junior se salvó de ir al descenso, en aquel juego ganado al Huila en Neiva.
El anterior entrenador Cruz Real dejó al Junior en la 13ª posición, fuera del grupo de los 8, y en una inoportuna racha al perder 2 partidos de 4 que lo llevó, de la 7ª posición a la 12ª y con evidencia del equipo en cuesta abajo más la derrota ante Unión en el primer juego de la semifinal de Copa.
A partir de la llegada de Comesaña, han pasado cosas positivas. El tema es que, como la angustia aparece, y la carrera por clasificar sigue, hay que pasar la página muy rápido para centrarse en el próximo desafío.
En Copa, eliminó al Unión y tiene la serie ante Millonarios 1-0 arriba. Esos dos equipos son, ni más, ni menos, los que encabezaron la tabla de posiciones durante toda la Liga. Cuando Junior los enfrentó eran robustos. Ahora han caído en baches de resultados. Aun así, Millonarios sigue primero y Unión permanece en el G8. Mientras Junior está jugando la final de Copa está tratando de no quedar por fuera de las finales de la Liga. Son dos situaciones diametralmente opuestas. Y, aunque no se pueda entender, son diferentes aún con el mismo plantel y la presencia de Comesaña.
La irascibilidad de Julio durante los juegos o en las ruedas de prensa, lleva como soporte que cada partido en Liga ha sido peleado, luchado, tratando de juntar el conocimiento individual de cada jugador, recordando las “pequeñas sociedades” y reajustando la “memoria universal” de sus trabajos anteriores ante la falta de tiempo para trabajar. Como digo repetidamente, el técnico está “rebuscándose” los partidos. El domingo recordaba, en medio de la pregunta en rueda de prensa sobre “morir con la nevera llena”, que lo mismo hizo Pacho Maturana en un juego de la Selección en la que no hizo ningún cambio en una Eliminatoria. Al final del juego, y antes de comenzar la rueda de prensa, le pregunté por qué no había hecho modificaciones y me contestó “el equipo estaba tan enchufado peleando el juego que, si sacaba a uno, es posible que se hubiera derrumbado como un castillo de naipes”. Son visiones de los técnicos que solo ellos intuyen en el desarrollo de los partidos. Porque a pesar de lo que dice Julio de los jugadores jóvenes, y la confianza en la experiencia por encima de la juventud, en Barrancabermeja, para rematar un partido que se complicaba ante Alianza, hizo ingresar a Esparragoza y Deossa junto con Viáfara, en tiempo de adición, para cerrar el juego.
El Junior de hoy juega y pelea los partidos en busca de su clasificación al filo de la cornisa y sin mirar para abajo. Esa emotividad se siente. Los únicos que deben conservar la calma son los jugadores y el técnico. Confiemos, una vez más, que lo lograrán…
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