Junior, el árbitro y el VAR
El juego contra Nacional se pudo ganar, pero no se ganó y las derrotas ante Patriotas y Chicó están pesando.
Aquí estamos otra vez dándole vuelta al tema del partido Junior vs. Nacional. He creído, desde siempre, que lo malo no es el VAR sino quienes lo manejan. En nuestra liga, los oficiales del VAR son árbitros que no dieron la talla. O sea, quienes no pudieron ser ni siquiera árbitros regularcitos son los que ahora coadministran (con el central) el destino de un partido de fútbol. También he sido partidario que los grandes partidos, esos que llamamos clásicos, deben ser pitados por árbitros reconocidos por su experiencia y calidad. O sea, por los mejores. Que los hay, así el fútbol esté infectado por árbitros de bajísimo nivel.
También me ha parecido un desaguisado que Imer Machado, quien fue, tal vez, el árbitro más polémico de la historia, por sus decisiones desafortunadas que originaron uno y mil problemas, sea hoy el zar de los nombramientos en la Comisión Arbitral.
Machado, para aumentar la certeza que siempre le ha metido mano al Junior en muchísimos partidos y hasta en finales, nombró a dos paisanos suyos para que pitaran el partido Junior vs. Nacional. Edwin Trujillo y Mario Tarache, central y línea 1 son del Colegio de Casanare, el mismo de donde salió el inefable Machado.
Y para equilibrar la ‘capacidad’ de sus paisanos, nombró en el VAR a Nicolás Rodríguez y Heider Castro. Levanten la mano los que conozcan la experta hoja de vida de los aquí nombrados.
No voy a señalar nada en contrario en los temas del penal de Ditta y la expulsión de Teo. Pero el tema del gol miramos y miramos la imagen, incluso la que tiene el medidor, y no veo que Borja esté adelantado. Cuando tienes que poner un medidor para ‘certificar’ algo ya estás tomando una decisión personal que puede ser acertada o no. Y si no tienes al personal calificado, es posible que esta no sea la verdadera.
El VAR muestra jugadas que son fehacientes, claras, que no tienen discusión, pero esta de Borja, sí que la tiene.
Junior jugó su mejor partido y no pudo ganarlo. La expulsión justificada de Teófilo cuando el juego estaba 0-0 con un Junior montado y el penal de Ditta a Geisson Perea influyeron en el desarrollo final del juego. Lo de Teófilo fue por imprudencia pues sabía que tenía tarjeta amarilla y debía cuidarse. Jarlan le tendió la trampa y él cayó en ella. Lo de no creer es que Jarlan, que armó la pelotera, se fue sin una tarjeta amarilla siquiera. Lo de Ditta fue por una situación de juego. Les pasa a todos los defensores centrales en esos agarrones que se arman en el área.
Ahora, lo preocupante. El juego contra Nacional se pudo ganar, pero no se ganó y las derrotas ante Patriotas y Chicó están pesando tanto que hoy el equipo Tiburón es décimo en la tabla.
La hinchada espera que la reacción de dolor y enojo que tuvieron los jugadores al final del juego, con un Mera con su cara ensangrentada, les haga entender que hoy no están clasificados y que, si seguimos dando tumbos, quedaremos por fuera de las finales...
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