Cuando los equipos cambian de técnico, porque no les va bien, lo hacen con la intención de revertir la situación. La mayoría de las veces, eso no pasa.

En la actual Liga, Caldas, Bucaramanga y Junior cambiaron a sus estrategas por la misma razón: falta de rendimiento.

Sarmiento por Corredor, ‘Bolillo’ por Reyes y Márquez por Armando. De ellos, sólo Bolillo ha cambiado la situación.

En estos casos, además de un técnico capaz, se necesita un técnico sicólogo que cambié el chip de la memoria al grupo de jugadores.

Sucede que cuando a los equipos les comienza a ir mal, y se instalan en los últimos lugares de la tabla, la desmotivación es peor que la falta de resultados.

Cuando llegan de urgencia como bomberos, a apagar el incendio del rendimiento, los técnicos con experiencia ‘lavan el cerebro’ de sus dirigidos a la par que van montando, sobre la marcha, su idea futbolística.

Tal vez por eso hemos escuchado reiteradas veces que ‘Bolillo’ Gómez hable que el plantel, hoy día, es una familia unida. Es parte de la estrategia.

Pedro Sarmiento y Alexis Márquez no han podido reflotar a Caldas y Bucaramanga. ‘Bolillo’ sí lo ha hecho con Junior hasta el punto que, del último lugar, ya lo metió en el Grupo de los 8 a falta de 5 partidos por disputar y sin contar con Juan Fernando Quintero, la gran contratación.

Se trata del manejo de la inteligencia humana, primordial para sacar adelante un proyecto de emergencia. En Junior se ve otro Didier, otro ‘Cariaco’, otro ‘Chino’ y hasta ha servido el trabajo de Bolillo y su CT para alinear a jóvenes como John Vélez.

En conclusión, un entrenador que sabe donde ponen las garzas…