Comesaña tiene razón. Cuando le preguntaron por el gol del Tolima contestó “hace dos años hablamos de lo mismo, el juego aéreo”. Fue como un flash back. Cuando el balón fue rechazado a la raya final para el tiro de esquina creo que todos hicimos lagarto con los dedos. Y con justa razón porque podía pasar lo que finalmente pasó. El gol del Tolima, a través de juego aéreo, para empatar un juego 1-1 que fue de los más ríspidos, de los más duros que últimamente hemos visto. Tanto, que me hizo recordar los clásicos Junior vs. Unión de los años 70 y 80. De paso fue el de mayor desgaste físico del Junior en este semestre. En un poco más de dos semanas, del regreso de Comesaña y del Profe Franco, el equipo luce algo parecido al campeón sin estar aún en ese nivel y con ese talante. Hablo del tema físico y hablo del tema futbolístico juntos, no separados. Cuando volvió, Comesaña nos comentó, después de una pregunta sobre ese tema, que una cosa no puede separarse de la otra. El tema físico está ligado al futbolístico y viceversa.
De los tres partidos jugados por Junior, y dirigidos por Comesaña en el cuadrangular, el que más me gustó fue con el Deportivo Cali en Palmaseca. Ahí logré ver pinceladas del campeón. Con Nacional se tuvo el mismo problema de la falta de gol que nos acosó en el calendario regular. Y con Tolima volvimos a sentir esa sensación de orfandad cuando el contrario levanta el balón.
Con Tolima se marraron muchas oportunidades (11 remates al arco, 6 por fuera y 1 sólo gol de penal) pero cuando pudo jugar al fútbol, en medio de la marca excedida del Tolima, se volvió a ver esa cadencia del buen juego. Cuando el partido se puso candente también apareció la testosterona. Pero el Junior no un equipo de pegar o cazar piernas. Su labor es intentar jugar, siempre, con su propio estilo. Balón bien tratado, generación de juego, volumen de ataque y gol. Aunque el bendito gol ha sido tan esquivo de un tiempo para acá.
Si decimos que Junior mereció ganar se puede aceptar. Si decimos que el empate fue justo para ambos, también. Sin embargo, creo que el árbitro Jorge Guzmán pecó por no haber expulsado a Gordillo, después del planchazo sobre Cantillo, y a Pérez por la agresión a Teófilo. Al final sacó el juego pero, en lo reseñado, se equivocó. Es posible que la balanza se inclinara a favor del Junior.
Habrá que traer a un primo o a un hermano de Godín o de Giménez para solucionar lo del juego aéreo. Y si bien con esa falencia el Junior fue campeón recientemente, no hay duda que ha postergado, año tras año, la solución a eso que todos sabemos que le pasa: el deficiente juego aéreo en su zona de zagueros…
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