Primero en muertos y segundo en contagios
Por cuenta de Barranquilla, Atlántico es el departamento líder en materia de muertos por COVID-19 y el segundo en contagios después de Bogotá.
¿Cuántos contagiados hay en realidad en Atlántico? La estadística que conocemos hasta hoy es inexacta. La razón es que las pruebas no han sido lo suficientemente masivas. Así que, sin hipérbole alguna, podríamos decir que los portadores del COVID-19 en el departamento son tal vez el doble de lo reportado. Es también la consecuencia de una cuarentena que jamás fue estricta pese a los toques de queda, los refuerzos policiales, los soldados blancos y los picos y cédula. Y no fue estricta por un amasijo de factores conocidos: la informalidad ambulante, el autocuidado deficiente, la densidad poblacional del área metropolitana y la oleada inmigratoria venezolana. Agréguese a esto que las ayudas gubernamentales han sido reducidas.
Pero lo grave no es que el virus se haya esparcido y que la mayoría de los infectados sean asintomáticos. Lo realmente trágico es el primer lugar en muertes y no saber, además, dónde han estado ocurriendo los decesos, si en las UCI o en las casas. La información oficial no ha detallado eso.
El alcalde Jaime Pumarejo ha dicho que la curva de contagios y muertes tiende a disminuir. Quisiéramos sumarnos a su optimismo, pero solo en las próximas semanas sabremos si Barranquilla dejó de bailar esta especie de Danza del Garabato donde esta vez la muerte es la que se ha reído insolentemente de la vida.
Como quiera que la pandemia no ha cesado, sería bueno seguir el ejemplo de la gobernadora del Valle del Cauca, Clara Luz Roldán, y del alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, quienes contrariando la postura del Gobierno, que prácticamente desaconseja cualquier tratamiento mientras no salga una vacuna, se han atrevido a proponer medicamentos, como en otros países. Es peor cruzarse de brazos en medio de un sistema de salud desastroso.
Nada se pierde con sintonizarse con la corriente de la medicina que en América Latina y Colombia sostiene, basada en la evidencia aportada por las autopsias, que los pacientes fallecidos por COVID-19 pierden la batalla por efectos de la inflamación y la coagulación. Con base en esto, han recomendado unos tratamientos farmacológicos para evitar que los pacientes se agraven y lleguen agonizantes a las UCIs cuando los ventiladores ya no pueden hacer mucho para preservar sus pulmones. Si es que alcanzan a llegar.
Y hay un mensaje rotundo que está dejando la pandemia a todos los mandatarios del Atlántico, especialmente al alcalde Pumarejo. Tras la devastación de esta guerra viral, la prioridad tiene que ser reducir la informalidad y el desempleo, mejorar la salud y la educación y darle a la cultura ciudadana el lugar que nunca ha tenido. Hay que priorizar. La infraestructura ornamental puede esperar.
@HoracioBrieva
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