Esta semana que termina se realizó, con Finlandia como país invitado de honor, la vigesimoquinta edición de la Cátedra Europa en Uninorte. Tener la oportunidad de escuchar y ver los logros que se han alcanzado como sociedad en esa lejana tierra, seguramente se convertirán en motivaciones adicionales para que las nuevas generaciones de nuestra región trabajen por lograr similares niveles de bienestar en sus entornos sociales.

En Finlandia, al igual que en muchos países del primer mundo, los inventos tecnológicos constituyen un pilar fundamental de su economía. Esto lo han logrado gracias a varias decisiones, entre las que se incluyen, dedicar alrededor del 4% de su producto interno bruto (PIB) a la investigación y el desarrollo desde hace ya varias décadas. Un ejemplo de lo virtuoso que esta apuesta les ha resultado, lo ven materializado sus ciudadanos en los ingresos que, a sus finanzas estatales, les generan vía impuestos las ventas mundiales de los equipos celulares marca Nokia.

Durante las jornadas académicas también se han mencionado los denominados inventos sociales. Si bien, por no ser patentables son menos conocidos que los teléfonos ya citados, los ciudadanos y las autoridades gubernamentales los reconocen como las verdaderas bases de los altos niveles de conquistas sociales que disfrutan. Me referiré a tres que considero pueden ser usados como referentes en los debates que como país estamos abordando.

Alimentación escolar gratuita: En el año 1943, Finlandia se convirtió en el primer país del mundo en promulgar una ley que garantizaba la alimentación sin costo para los escolares. Múltiples y progresivos ajustes se han hecho a este invento, hasta el punto de ser hoy considerado como un factor determinante de los buenos resultados que obtienen los jóvenes finlandeses en las pruebas PISA. Garantizar, desde la temprana infancia, alimentos adecuados para la edad, suficientes en cantidad y de muy buena calidad, han logrado como ganancia adicional desarrollar hábitos alimenticios saludables que perduren para la vida.

Red de bibliotecas públicas: Los finlandeses tienen el récord mundial de uso de bibliotecas. Articuladas eficientemente en red (cada municipio tiene una) pueden satisfacer las necesidades individuales de información de todos los ciudadanos, incluso de los más exigentes. Sus sedes se han convertido en centros recicladores de libros, sitios para compartir música y videos, y espacios para aprender a valorar la información disponible en la web. Está claro para el gobierno que las inversiones en este invento son también inversiones para la democracia y el desarrollo.

Escuelas de música: El pasatiempo preferido en Finlandia es la música. El Estado apoyó la creación y el fortalecimiento de la educación básica en arte, actividad adicional al programa escolar regular y del que hoy participan más del 10% de la población estudiantil. Con este invento social se ha logrado potenciar la creatividad y reforzar la autoestima de los jóvenes participantes. Ellos tienen claro que para desarrollar al máximo el capital humano se deben mantener las vidas cultural y artística activas, especialmente en los jóvenes.

Termino con una frase de Ikka Taipale, ex diputado finlandés, docente de medicina poblacional que resume la magnitud del compromiso de los gobernantes con estos inventos: “Las ciencias, las artes, los pobres. Cuando prestamos atención y apoyo a estos tres, la nación puede marchar adelante”.

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