Ese es el saludo más frecuente entre nosotros y conlleva un deseo implícito de bienestar para quien lo recibe, un amigo. Y también denota confianza, conocimiento del otro y de su entorno, un vínculo. Mañana 30 de julio se celebra el Día Internacional de la Amistad, oficializado en 2011 por la ONU y con un lema diferente cada año, y es un buen pretexto para reunirse con los bacanes y las bacanas a disfrutar de esa cosa entre nosotros que llamamos amistad; pero hay que ser coherentes y evitar las aglomeraciones porque por ahí anda una tal variante Delta de quien sabemos y es mejor no dar papaya. Así que, mejor envío una nota en la que les explico cómo los amo. Dice así.

Bróderes y sísteres, todavía no sé el lema de la ONU para este año, así que me toca inventarme uno. Recuerdo que conversamos acerca del lema de 2019, “Fin a la Violencia, sé amable”, como producto de una situación impresionante a nivel mundial, el famoso “bullying” que para esa época arrojaba unas cifras mal contadas de 150 millones de estudiantes sometidos a matoneo de diversa índole. Les comenté que, según lo que escucho en la consulta particular o institucional, no hay colegio de la ciudad donde no hagan matoneo. El lema del año pasado fue “Compartir el espíritu humano a través de la Amistad”, un deseo idealista de esa organización frente a la enorme cantidad de conflictos a nivel mundial, en un intento por lograr un poco de paz en el mundo; lo cual pasó desapercibido, el sonido de las guerras no deja escuchar otra música.

El lema de este año entre nosotros es “Los amo con el cerebro, no con el corazón”, que es producto de las reflexiones que han descubierto y confirmado las neurociencias al lograr comprender que no hay nada mejor para la salud mental que los amigos, por eso les agradezco tanto. Lo que siguen demostrando los estudios es que no hay nada que active el cerebro de manera más saludable que el buen ejercicio de la amistad, las pruebas científicas son contundentes. El cerebro es capaz de crear una red neuronal de gustos, afinidades y empatía con el otro y activar ciertos circuitos del placer. El saber que una carcajada compartida es capaz de disparar unas sustancias que estimulan de manera positiva el cerebro en esas circunstancias me lleva a agradecerles más esos momentos. Los datos de laboratorios demuestran picos elevados de las sustancias que ayudan a la exaltación del estado de ánimo.

Un encuentro con ustedes activa esa parte del cerebro que juega un papel fundamental en la comprensión de las circunstancias y situaciones que rodean al ser humano y sirve también para comprender conceptos abstractos como la amistad.

Así que ya lo saben bacanas y bacanes, el esfuerzo que ha hecho mi cerebro todos estos años con ustedes y, sobre todo, porque me mantienen con el cerebro neuroquímicamente amoroso. Gracias por eso.
Es con el cerebro, no con el corazón.

haroldomartinez@hotmail.com