Julio, estoy aprendiendo a degustar el mate gracias a un amigo que me regaló el equipo completo con recipiente y bombilla, y hasta incluyó una bolsa con la yerba. He buscado en internet la opinión de los expertos sobre cómo debe tomarse y creo que lo hago bien, aunque todavía me sabe un poco amargo. Hay un amigo sureño que toma yerba mate y va a enseñarme unos detalles para prepararla con las proporciones justas. Sin embargo, lo he disfrutado, tiene su cuento la yerba mate.

El día de la final en Medellín me tocó ver el partido en solitario, así que aproveché para dos cosas. La primera fue bajar todo el volumen al televisor, en silencio se aprecia mejor el juego. La segunda fue poner a calentar el agua para disfrutar de un mate mientras veía el partido, el motivo era una especie de acompañamiento en la distancia a tu tensión en el borde de la gramilla, pero convencido, tanto como tú y los jugadores, de la obtención del título. 

Tú sabes que mi equipo es el Unión Magdalena, pero soy respetuoso del buen fútbol donde quiera que se juegue, por eso levanto mi taza con mate para brindar por tu brillante performance como director técnico del Junior de Barranquilla en este 2018, y para darte las gracias por haberle devuelto el buen fútbol al equipo, algo que es de reconocimiento nacional e internacional. En este momento, es el mejor equipo del torneo colombiano, y no es un golpe de suerte, lo demostró todo el año. Cuando se diga “Junior juega bien”, hay que poner una coma y agregar: “y el responsable es Julio Comesaña”.

Hay muchos argumentos para sustentar el buen funcionamiento, pero quiero resaltar dos que atañen directamente al técnico. El primero es el fútbol que elabora, independiente de la táctica. Un equipo que es capaz de repetir una y otra vez una secuencia de pases que terminan en una buena posibilidad frente al arco contrario, es un onceno dominante así no termine en gol cada jugada. Eso es lo que hace que un equipo sea respetado. Así como se jugó en Brasil, se jugó la final en Medellín, a lo grande, con el fútbol suficiente para resistir la avalancha paisa, ya sabemos lo que pasó.

El segundo es la madurez de los jugadores, incluyendo a los jóvenes, la mayoría de los cuales son formados por ti. Venían de un golpe muy fuerte, se esperaba que tuviera muchas repercusiones en lo personal y lo colectivo, además, con poco tiempo para recuperarse mentalmente. Cuando pasaron los primeros 15 minutos, la actitud de los jugadores me permitió saborear el mate con tranquilidad, la octava estaba cerca si seguían jugando así, como campeones frente a un gran rival. Una recuperación mental de ese tipo solo se logra en el camerino, entre el técnico y los jugadores para asimilar la derrota y levantar la cabeza hacia el siguiente reto.

Julio, muchas gracias por el fútbol. Solo espero que en carnavales haya muchos disfrazados de ‘Pelo e’ burra’.

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