Pedófilos al acecho
El desarrollo de la personalidad apenas se está consolidando alrededor de los 18 años de edad, de tal manera que, un adolescente no tiene idea de qué es ser un adulto, por inteligente que parezca. Por tanto, es discutible lo del consentimiento del menor a tal relación.
He leído varias veces la noticia para tratar de no equivocarme en la utilización de términos jurídicos a la hora de entender y opinar acerca una decisión de la Sala civil de la Corte Suprema que declaró que los jóvenes entre 14 y 18 años no necesitan permiso de sus padres para entablar una unión libre con una persona mayor; permiso que sólo sería necesario cuando se trata de matrimonio.
Lo que entendí es que la decisión se origina a partir de un fallo en un caso que se presentó entre una mujer mayor con un adolescente de 14 años quienes, después de una relación marital de varios años, tuvieron un hijo, la señora falleció y se planteó de inmediato lo relativo a los derechos sucesorales del hombre y su hijo frente al patrimonio de la madre del menor.
No discuto la decisión que tomó la Sala Civil porque no es del resorte de la psiquiatría decidir en Derecho, pero hay cosas que no puedo comprender, como el hecho de denominar a estos chicos como “menores adultos”, lo cual me parece una terrible contradicción que podrá ser válida desde el punto de vista jurídico pero inaceptable desde la psiquiatría.
Lo que aprendí como paidopsiquiatra es que toda relación sexual entre un adulto y un menor es un abuso sexual independiente de la forma en que se ejerza la coerción –violencia física, amenazas, abuso de confianza, chantaje afectivo-. Siempre será de tipo abusivo la relación sexual entre una persona mayor y un niño, niña o adolescente, por tres grandes asimetrías: De poder, que se origina, en primer lugar, en la diferencia de edad, roles, fuerza física, capacidad de manipulación psicológica del abusador que coloca al menor en una situación de vulnerabilidad y relación de dependencia, en especial cuando el abusador es uno de los padres o familiar cercano. De conocimiento, puesto que el abusador conoce la sexualidad y cómo manipular con esa experiencia. De gratificación, el abusador sexual actúa únicamente para su gratificación sexual y no la de la víctima, pues todo lo que le hace es para satisfacer su deseo, necesidad o patología.
El desarrollo de la personalidad apenas se está consolidando alrededor de los 18 años de edad, de tal manera que, un adolescente no tiene idea de qué es ser un adulto, por inteligente que parezca. Por tanto, es discutible lo del consentimiento del menor a tal relación. No existe consentimiento cuando se impone una conducta por el ejercicio de poder en cualquiera de sus formas (edad). Tampoco hay consentimiento cuando no se entiende con claridad qué se está consintiendo.
Los que deben estar frotándose las manos son los del Movimiento de Apoyo a Pedófilos, acaba de abrirse tremendo espacio jurídico para acceder a justificar la relación con niños a partir de un asunto de sucesiones que terminó otorgando a los adolescentes una mayoría de edad acerca de algo que todavía no conocen, como es su propia sexualidad.
haroldomartinez@hotmail.com
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