Organoides cerebrales
Es indudable que los beneficios de estos desarrollos de las ciencias representan grandes posibilidades para estudiar la inteligencia celular y molecular, entender mejor las enfermedades, así como el impacto de los medicamentos; de igual manera, se puede revisar la forma de construir los computadores y los algoritmos para hacerlos más potentes, o crear un supercerebro capaz de controlar cualquier tipo de robots.
Desde siempre se ha planteado una polémica alrededor de la pregunta acerca de la ciencia al servicio de quién o de qué, en especial cuando se tocan los límites de la ética en las investigaciones porque se compromete de alguna manera al ser humano como objeto de dicha investigación. Hoy en día con el desarrollo de las ciencias biológicas se está llegando a unos límites que obligan a replantear lo de la ética biológica como, en efecto, están haciendo los investigadores.
Hoy estamos bien adentro de la Inteligencia Artificial (IA), ya transitamos los terrenos de la IO, la Inteligencia Organoide, un nuevo campo de investigación enfocado en la creación de una “nueva era bioinformática, rápida, potente y eficiente”, a partir de cultivos tridimensionales de células cerebrales que sirvan de hardware biológico.
Un organoide cerebral es un cultivo de células que se produce en laboratorios a partir de tejidos adultos que, inicialmente, se contempló como alternativa para reemplazar los estudios en animales que, al parecer, han dejado de ser eficientes. Estos organoides comparten aspectos claves de la función y estructura del cerebro como las neuronas y otras células cerebrales que son fundamentales para funciones cognitivas complejas como el aprendizaje y la memoria.
Todo empieza cuando los científicos se percatan de que estos organoides cerebrales eran activos desde el punto de vista electrofisiológico y parecían pensar y memorizar. En un laboratorio consiguieron que un cultivo de células cerebrales normales y planas aprendieran un videojuego, a esto le agregaron los organoides cerebrales, que son tridimensionales, para ver hasta dónde se puede llegar, qué tanto pueden ser entrenados, y la pregunta que enciende las alarmas: ¿Qué otro tipo de tareas pueden hacer y, en especial, si se combinan con las habilidades de un robot?, ¿hasta dónde podría tener su propia conciencia?
Es indudable que los beneficios de estos desarrollos de las ciencias representan grandes posibilidades para estudiar la inteligencia celular y molecular, entender mejor las enfermedades, así como el impacto de los medicamentos; de igual manera, se puede revisar la forma de construir los computadores y los algoritmos para hacerlos más potentes, o crear un supercerebro capaz de controlar cualquier tipo de robots.
A mí eso me aterra, mi organoide cerebral original no puede imaginar una Skynet creando terminators armados y con malas intenciones; nos resultan suficientes los que andan asesinando, extorsionando, secuestrando, corrompiendo, robando, no hay suficientes John Connors en este país para detenerlos.
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