Bróderes y sísteres, cuando lean esto a cualquier hora del día ya saben que es con ustedes y de qué se trata, pero debo darle un contexto al lector. Se trata de un invento que me tocó hacer para intentar ponerles un cierto nivel a los monstruos y monstruas que tengo conectados en internet, quienes me envían unas cosas que me da pena decir en público.
Generalmente, los sorprendo a cualquier hora de cualquier día de la semana con una nota bacana para mejorarles el ánimo, en un 99 por ciento es una música muy particular que me envían y sé que le gustaría a una parte de los contactos y se las reenvío. Es más, casi adivino lo que me van a contestar, desde unas manitos que parecen aplaudir hasta la pregunta mordaz de si trabajo o estoy de vago.
El mío, cerebro migrante a la tecnología, ha encontrado una gran diversión en este lleva y trae de las redes, donde hay desde un derroche de creatividad e ingenio para lo sublime o lo satírico, hasta unos niveles de vulgaridad que resultan insultantes. Por fortuna, ninguno de mis contactos está en el rango de la canallocracia, aunque sí me envían de aquello que se cocina en ese ambiente, siempre con un “Bró, ¿cómo te parece?”. Ni les contesto, ya saben lo que pienso.
Pobre de aquel que caiga mal parado en las redes, es condenado, muerto y sepultado en instantes, a nivel global, hasta donde llegue ese bucle de la gran red. Es impactante la velocidad con que viaja de regreso el meme en respuesta a una determinada situación –como si supieran que eso iba a pasar–, con unos montajes tan inteligentes que nos traen de regreso de manera recurrente a la infinita capacidad de burla que tenemos de nosotros mismos. Lo cual me parece saludable.
Pero todo tiene un límite, incluso para el bacanaje en mi red. Por eso, los voy a “sapear” en público, ya que no han hecho caso de mis ruegos para que no envíen cierto tipo de materiales que me resultan chocantes, porque, más allá del apunte inteligente de gran comicidad, hay una realidad que me da una cachetada y me pone a pensar en lo negativo de esa situación.
Les sigo soportando cadenas de oración, cadenas de dinero a montón, extorsiones afectivas con fotos que llaman a la conmiseración, el montón de frases mentirosas de pie de foto de algún personaje que nunca dijo eso, fake news a tutiplén y las respectivas correcciones, los videos de accidentes; pero ya me mamé de lo político local.
No quiero más caricaturas del presidente ni del fiscal, tampoco de la corrupción y las acciones de la justicia, no más chistes venenosos entre los extremos políticos, para nada quiero saber del estado de la salud –estoy en las entrañas del monstruo–, no me interesa saber de los impuestos a la canasta familiar, lo sé desde mi bolsillo.
Como no paran bolas, les grito públicamente lo que he rogado en privado, en lugar de todo eso, prefiero los videos porno de Esperanza Gómez.
haroldomartinez@hotmail.com
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