Para mi fortuna, fui enseñado en la Facultad de Medicina de la Universidad del Cauca que lo único importante, la razón de la medicina, es el paciente, sin él no existirían las enfermedades ni nosotros los médicos que interpretamos y tratamos los síntomas y signos de esas patologías. Más importante aún, me recalcaron, para la salud mental y física del médico, es ser un buen profesional para disfrutar ese compromiso que se adquiere al ponerse sobre los hombros el manto que nos consagra como prestadores de servicio para el resto de nuestros días.
Es decir, celebramos el día del médico todos los días porque disfrutamos nuestro trabajo, y esa sí que es la última razón por la que nos levantamos a trabajar a pesar de las condiciones actuales en que se encuentra la medicina en Colombia. Yo puedo sentir la lucha entre mis dos hemisferios cerebrales cuando empiezan a discutir en las madrugadas sobre si me levanto o no para ir a trabajar. Pero siempre gana el izquierdo, ya saben, el del orden, la disciplina, el cumplimiento, Hipócrates y tal. Porque, por cuenta del derecho, todo se iría al carajo. Mi batalla intracerebral es la batalla de los otros que trabajan conmigo, cada uno en su especialidad, a quienes he llegado a respetar y admirar así como me respeto y me admiro a mí mismo por levantarme a trabajar a un sitio en el que no me pagan desde hace meses.
La recompensa de este esfuerzo la recibimos de los pacientes y sus familiares, que nos hacen sentir como superhéroes en ese centro de atención médica en el que nos hemos inventado un nuevo estilo de hacer medicina con base en el ingenio, para resolver problemas conjuntamente con la consulta del paciente. Con frecuencia somos más “resolvedores de entuertos” que médicos por cosas que no hemos creado nosotros sino el propio sistema de salud de este país.
Por supuesto, no hago ningún análisis de tal situación porque he aprendido que no sirve de nada que grite como loco las injusticias porque hacen parte del propio sistema y no representan ninguna solución. Todos los análisis están hechos y llegan a la misma y deprimente conclusión: los médicos en Colombia estamos bien jodidos. Peor aún, no se ve ninguna solución a mediano o largo plazo.
Nuestro sistema de salud es un monstruo que se alimenta de todo lo que está funcionando mal, hasta de la queja de los médicos, para robustecerse de todo eso con el fin de dejar de resolver lo que tiene que ver con los médicos. Todos sabemos que es un asunto de dinero, y ahí sí que tuerce la puerca el rabo, porque hay demasiados intereses por encima de los nuestros. Somos, aproximadamente, unos 90.000 médicos en el país. ¿Cuántos pueden decir que son bien recompensados en su trabajo para una vida digna en razón de su mérito profesional?
El 3 diciembre, Día Panamericano del Médico, lo celebramos como todos los días, trabajando con ética a pesar de.
haroldomartinez@hotmail.com
Más Columnas de Opinión
¡Afinia nos tiene locos¡
Uno de los problemas más grandes que está afectado a los habitantes de la región caribe es el alto costo de los servicios públicos domiciliarios especialmente el servicio de energía. Desde hace muchos años la costa caribe ha recibido un serv
La Salud entre líos
Aunque los profesionales de la salud, tengamos como principios fundamentales, el de proporcionar nuestros conocimientos, voluntad, deseos, y en general permanecemos con todas nuestras fuerzas, puestas al servicio de las comunidades y personas, de
¿Qué hacer con las tarifas de energía en la región Caribe?
Las altas tarifas de la energía en el Caribe son un problema social. La afirmación de que mes a mes cientos de miles de familias comen o pagan la luz no es lejana de la realidad. El recibo se puede llevar la cuarta parte de los ingresos de las f
La Bestia – El temor a amar
La última película del aclamado director Bertrand Bonello (Saint Lorent, Nocturama) incursiona en el género de ciencia ficción mientras explora las complejas relaciones de pareja a través de un romance que trasciende distintas épocas histór