¿Depresión o ansiedad?
Estos síntomas son aceptados en general para adolescentes y adultos, en los niños se pueden presentar síntomas somáticos como en aquellos -taquicardia, dificultad para respirar, dolor en el pecho, dolores diversos, trastornos de la alimentación y el sueño, pero hay otros síntomas en relación con cambios de hábitos en sus rutinas diarias, rendimiento escolar, socialización, cambios de amistades.
En vista del aumento del número de casos de estos dos trastornos se hace necesaria una definición de lo que es cada uno porque hay una tremenda confusión al respecto, en el sentido de un traslapo de los síntomas de la una en la otra. En ese orden de ideas me permito citar los criterios clínicos que consideran las clasificaciones internacionales de enfermedades mentales para diagnosticarlas.
Depresión es: estado de ánimo bajo casi todo el día casi todos los días, disminución o pérdida del interés por las cosas que antes causaban placer, baja autoestima, autorreproches, pensamientos negativos, ideas de muerte, ideas suicidas, trastornos de la alimentación, trastornos del sueño. Basta con un síntoma severo o dos moderados para hacer el diagnóstico.
Ansiedad es: taquicardia, dificultad para respirar, dolor en el pecho, sensación de nudo en la garganta, dificultad para tragar, molestias intestinales, mareos, desvanecimiento, calambres, sequedad de boca, tensión muscular, dolor en cualquier parte del cuerpo, escalofríos, temblores, sacudidas, sudoración, miedo a morir, miedo a volverse loco, dificultad para concentrarse por preocupaciones, trastornos de alimentación, trastornos del sueño, desrealización, despersonalización. Los dos últimos se refieren a que las cosas alrededor de la persona no se perciben como reales, o que siente que se observa a sí misma desde afuera de su cuerpo. Basta con cuatro síntomas para hacer el diagnóstico.
Estos síntomas son aceptados en general para adolescentes y adultos, en los niños se pueden presentar síntomas somáticos como en aquellos -taquicardia, dificultad para respirar, dolor en el pecho, dolores diversos, trastornos de la alimentación y el sueño, pero hay otros síntomas en relación con cambios de hábitos en sus rutinas diarias, rendimiento escolar, socialización, cambios de amistades. Lo mismo lo relacionado con lo que acompaña a la depresión, tristeza, llanto fácil, abandono de actividades lúdicas, aislamiento.
Punto aparte merece el trastorno de pánico. En pocas palabras, un ataque de pánico es todos los síntomas de la ansiedad juntos en un episodio que se corona con una sensación de muerte inminente.
La depresión y la ansiedad tienen orígenes diversos. Por un lado, enfermedades orgánicas del tipo tiroides, diabetes, hipertensión y otros. Un alto porcentaje tiene que ver con los trastornos del humor como la bipolaridad o la depresión recurrente. El resto de causas tienen que ver con las circunstancias de cada persona. No es cierto que se hereden como un hecho innegable, aunque puede haber predisposición genética en algunos casos.
El tratamiento es capítulo aparte que requiere un espacio más amplio, por su complejidad. Los medicamentos son necesarios, pero insuficientes si no se acompañan de psicoterapia. Ninguna pastilla arregla matrimonios, ni paga servicios o el colegio de los hijos.
haroldomartinez@hotmail.com
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